NÚMEROS ARÁBIGOS
La obra que simplificó tanto la Contabilidad
La razón de que hoy en día no usemos números romanos hay que buscarla en las indiscutibles ventajas de la numeración decimal. Las cifras decimales llegaron a Oriente Medio hacia 670, procedentes de India. Tardaron un poco en popularizarse, porque los matemáticos persas estaban habituados al método babilonio, pero en el siglo ix Al-juarismi y Al-kindi los recomendaron en sendos tratados. El nuevo sistema se popularizó en Al-ándalus y prosiguió su camino hacia el norte. El Codex Vigilanus, una crónica histórica escrita en los albores del reino de Asturias, es el primer documento cristiano donde aparecen números arábigos. el cifrado arábigo permite calcular mucho más rápido porque es posicional: la misma cifra sirve para expresar unidades, décimas o centésimas según la posición que ocupa. Para ello, cuenta con la mágica ayuda del cero, un número que para los romanos, poco interesados en representar la “nada”, carecía de sentido, pero que se convirtió en el pilar del sistema decimal, facilitando enormemente la tarea de multiplicar, dividir y calcular con fracciones (a la izqda., números en una versión del códice de Al-farabi del s. xiv). El papa Silvestre II, que antes de convertirse en pontífice ya era un renombrado erudito, y el matemático italiano Leonardo Pisano, Fibonacci, formado en el Magreb, se disputan el honor de haber difundido la aritmética árabe en Europa.