Un regalo a la monarquía
El palacio de Marselisborg, residencia vacacional de los reyes daneses, fue fruto del esfuerzo colectivo. Aunque la extensión sobre la que se alza había pertenecido a los reyes daneses, en el siglo xvii Federico III de Dinamarca tuvo que deshacerse del terreno para satisfacer una deuda con uno de sus acreedores, el comerciante holandés Gabriel Marselis. La ciudad de Aarhus lo adquirió en 1896, y en 1897 optó por erigir un palacio como regalo al príncipe Cristián, futuro Cristián X, por su matrimonio. La construcción se financió con aportaciones municipales, pero también con el esfuerzo de los habitantes de Aarhus. Como no todos podían hacer donaciones económicas, muchos de ellos contribuyeron elaborando el mobiliario de las distintas habitaciones del palacio, diseñado por Hank Kampmann, que también fue responsable de la restauración de la catedral de Aarhus de 1907.
El palacio incluye diversos jardines, bosques y estanques dentro de una extensión total de 13 hectáreas, que se pueden visitar cuando la familia real no ocupa el recinto. En ese espacio se erige el monumento a los daneses caídos en la Primera Guerra Mundial. Aunque la política de Dinamarca en la Gran Guerra fue de neutralidad, los extranjeros residentes en Alemania tenían la obligación de formar parte de su ejército. Miles de daneses fueron llamados a filas; 4.144 de ellos murieron en el frente.