tándem magnético
Fueron una pareja de moda en los setenta. ¿Una versión glamurosa, quizá, de la Bella y la Bestia? La actriz y cantante británica Jane Birkin (1946) y el compositor francés Serge Gainsbourg (1928-91) parecen salidos, más bien, de My Fair Lady. En el sentido de que él se dedicó a moldear la trayectoria musical de su compañera a través de varios álbumes, en los que adaptó las canciones a la muy peculiar voz de la inglesa. Brillante y provocativo, Gainsbourg comenzó con música alternativa, pero decidió que deseaba el triunfo comercial y comprarse un Rolls. Suya es Poupée de cire, poupée de son (Muñeca de cera, muñeca de paja), que daría el triunfo en Eurovisión a France Gall en 1965. Más tarde llegaría la polémica con Je t’aime... moi non plus (Yo te amo... yo tampoco), título inspirado en un comentario de Dalí: “Picasso es español, yo también. Picasso es un genio, yo también. Picasso es comunista, yo tampoco”. El tema lo grabó primero Brigitte Bardot, pero no se atrevió a lanzarlo por su transgresor erotismo. Fue Jane la que hizo época con una voz de extrema sensualidad. No fue el primer escándalo que protagonizaba la intérprete: había suscitado una polémica por su aparición, desnuda, en Blow-up (1966), del italiano Michelangelo Antonioni. Francia se convirtió en el país de adopción de Birkin, hasta el punto de que se la conocía, afectuosamente, como “la petite anglaise” (la inglesita). Pero el fin de su relación con Gainsbourg llegó en 1980, cuando ella se cansó de convivir con un alcohólico. Habían tenido una hija en común, Charlotte Gainsbourg, hoy reconocida actriz del cine europeo.