¿Combatientes u opresores?
LAS DRAMÁTICAS RELACIONES ENTRE LOS SOLDADOS ALEMANES Y LA POBLACIÓN CIVIL SOVIÉTICA
La imagen más socorrida de la II Guerra Mundial en Rusia es la de los Panzer caracoleando por sus llanuras. Es así porque la concepción popular que se tiene de la campaña es la de la omnipresencia de los tanques. Pero, sin dejar de ser parcialmente cierto, quien acaba ganando las batallas, quien se encarga de ocupar y mantener el territorio obtenido, es la sufrida infantería. Precisamente este aspecto, referido al ejército alemán en la URSS, es el que ha llevado al profesor estadounidense Jeff Rutherford a dedicar quinientas suculentas páginas a explicar el comportamiento, tanto en combate como en retaguardia, de tres divisiones concretas de la infantería germana: la 121.ª, la 123.ª y la 126.ª, basándose en fuentes documentales inéditas (entre ellas, los informes de estas unidades).
Pero La guerra de la infantería alemana no es una obra militar al uso, sino un interesante ensayo social, siguiendo la senda establecida por el historiador israelí Omer Bartov, a quien el autor cita repetidamente. Lo que interesa a Rutherford no son tanto los hechos de armas –que aparecen, como no podría ser de otra forma– como las causas que convirtieron a tantos soldados germanos en auténticos genocidas. Las halla en dos doctrinas arraigadas en el espíritu militar germano: la del “imperativo militar”, en el que todo vale para la victoria, y la del “francotirador”, que considera a todo civil en retaguardia un enemigo potencial. Si a ello unimos el biologismo racial nazi y el planteamiento de la campaña por el Alto Mando en el sentido de que la tropa debía alimentarse a expensas de la población civil, comprenderemos el caldo de cultivo que llevó a las exacciones y deportaciones masivas que tantas víctimas causaron.
Para Rutherford, los soldados se convirtieron en meros instrumentos de esta concepción, y si hubo quien se sintió cómodo con ella, otros actuaron con humanidad. Sin embargo, “para el Ejército, en tanto institución, estos temas [la suerte de los civiles] carecían de importancia y no les preocupaban en absoluto”.
Este libro intenso permite entreabrir una de las páginas más negras del ejército alemán, que hasta hace poco se achacaba únicamente a las SS.