DESDE VINDOLANDA CON AMOR
EL LEGADO
de Vindolanda lo representa, en parte, una colección de tablillas escritas única en el Imperio romano. Las primeras aparecieron en 1973, y hoy se conocen más de setecientas cincuenta. La mayor parte de ellas y las mejor conservadas provienen de los depósitos de material de desecho y de fases anteriores al fuerte de piedra, especialmente a la ocupación entre los años 92 y 103.
AUNQUE ERA
el papiro el que solía servir de base a la escritura, en Vindolanda se sustituyó por la madera, probablemente porque era un recurso a mano y, por ello, económico. La mayoría de las tablillas halladas son correspondencia privada y recuentos administrativos que no se corresponden con los documentos oficiales depositados en los edificios de gobierno del fuerte, de los que nos han llegado algunos ejemplos, también en madera. En concreto, gran parte de la colección de tablillas pertenece al archivo de Flavio Cerialis, y destaca el contenido personal de algunas de ellas: desde invitaciones a cumpleaños a consejos sobre recetas.
LOS ANÁLISIS CALIGRÁFICOS
han concluido que las tablillas fueron escritas por un gran número de personas, lo que indica el gran nivel de alfabetización de los habitantes de Vindolanda. Comparaciones con otros documentos militares de la misma época encontrados en Egipto han demostrado la utilización del mismo latín en partes opuestas del Imperio. Lo cotidiano de su contenido muestra que los ocupantes de Vindolanda no diferían de la sociedad actual. En algunas de las tablillas descubiertas el pasado verano, la milicia solicitaba el envío urgente de... cerveza. Abajo, una tal Claudia Severa invita a su fiesta a una tal Lepidina.