ASÍ SON LAS COSAS Y ASÍ SE LAS HEMOS CONTADO
EN LA HUELGA GENERAL
que paralizó Gran Bretaña en 1926, todos los periódicos cerraron. Winston Churchill se encargó de publicar uno nuevo, The British Gazette, de carácter decididamente gubernamental. Lo malo fue que la nueva cabecera resultó ser, en palabras de Sebastian Haffner, un “panfleto desbordante de invectivas, pestes e instigamientos”. Precisamente por este partidismo descarado, el entonces ministro de Economía se convirtió en una persona non grata para los trabajadores, mientras los burgueses moderados no dejaban de verle con ojos cada vez más críticos.
satisfecha, ese fue el primer ministro, Stanley Baldwin. Encargarle a Churchill la elaboración de The British Gazette fue un modo astuto de tenerlo ocupado, de forma que no incordiara demasiado durante la crisis.
SI HUBO UNA PERSONA