Libros, videojuegos y cine
Mark Bowden reconstruye el combate más sangriento de la guerra de Vietnam.
— Hué 1968.
— Mindhunter.
— Sea of Thieves.
— La muerte de Stalin.
— Mi nombre es Te Ata. — Todo el dinero del mundo. — Yo, Tonya...
Hué era una metáfora de toda la lucha”, escribe Mark Bowden en la página 504 de su magistral relato de la batalla que cambió la percepción estadounidense de Vietnam. Tras el combate, el debate pasó de cómo ganar la guerra a cómo abandonarla. Especificamos la página porque, en ese punto del libro, llevamos semanas pegados a los marines en su reconquista de la ciudad casa por casa, sintiendo su miedo, su cansancio, su dolor, atrapados en una lucha agotadora que deja un rastro de destrucción y locura. Ya han descubierto que el precio para ganar aquella guerra tan equivocada es impagable. La batalla comenzó la madrugada del 31 de enero de 1968, mientras vietnamitas de ambos bandos se preparaban para celebrar el nuevo año lunar. Parecía uno más del centenar de ataques que el Frente Na cional de Liberación (Vietcong) emprendió a lo largo de Vietnam del Sur, incluida la capital, Saigón. Pero en Hué la sorpresa fue total. Diez mil soldados del Vietcong y el Ejército de la República de Vietnam tomaron la antigua capital imperial. Solo dos pequeños cuarteles, defendidos por marines estadounidenses y tropas del ejército de Vietnam del Sur, resistieron. “Para el mando estadounidense, un golpe tan rápido y sorprendente era inimaginable”. Es una idea clave, porque esta negación de la realidad provocó miles de muertos. Durante casi un mes, la bandera azul y roja con una estrella amarilla en su centro ondeó en la ciudadela de Hué. Fue allí donde terminó la batalla. Cuando concluyó, más de seis mil de los 140.000 habitantes de la ciudad –imposible saber la cifra exacta– habían muerto, víctimas de los bombardeos o ejecutados por los libertadores, que esperaban un levantamiento total que no consiguieron.
Grave error de cálculo
Aunque lo ignoren hoy los turistas, la ciudad quedó arrasada. Obsesionado con un gran ataque a la base de Khe Sanh que nunca llegó, Westmoreland, el general en jefe de las tropas estadounidenses en Vietnam, envió unos pocos cientos de hombres a enfrentarse a miles. Acostumbrados a lidiar en la selva con un enemigo que atacaba y huía, los marines combatieron en inferioridad numérica, mientras improvisaban tácticas de lucha urbana y descubrían que sus enemigos estaban igual de bien adiestrados. Imposible superarles en su entrega. Luchaban hasta la muerte para defender su país de los invasores. Cincuenta años después, Bowden (autor de Black Hawk derribado) nos lleva a la
batalla a través de un relato apasionante. Y lo hace presentándonos a soldados de ambos bandos. Nos cuenta su origen y su situación antes de un combate que reconstruye con asombroso detalle. Hay escenas inolvidables que aún atormentan a los supervivientes, crímenes de guerra que nunca fueron juzgados. Si Bowden ha entrevistado a más de ciento cincuenta es porque pocos superaban los veinte años. Muchos no habían combatido nunca. Ninguno en una lucha así.
Los mejores periodistas y fotógrafos que cubrieron la guerra de Vietnam estuvieron en la batalla. En Hué, Don Mccullin fotografió a un marine en shock. En Hué, Michael Herr, corresponsal de Esquire, guionista de Coppola y Kubrick, autor de la mejor crónica de la guerra (Despachos), situó la segunda parte de La chaqueta metálica. En Hué, Walter Cronkite, el gran presentador de la CBS, perdió su fe en el gobierno. Tras la batalla, Lyndon B. Johnson destituyó a Westmoreland y renunció a la reelección. El objetivo ya no era ganar, sino lograr “una paz honorable”. Si quieren saber cómo se cuenta una batalla, lean este libro de Mark Bowden. No lo olvidarán.