Historia y Vida

EL PALACIO DE NÉSTOR

La Pilos más antigua, referida en la Odisea, es un botín para la historia. Sus restos aportan nuevas teorías sobre la relación entre minoicos y micénicos.

- DAVID MARTÍN GONZÁLEZ, PERIODISTA

Pilos arroja nueva luz sobre los vínculos entre minoicos y micénicos. D. Martín González, periodista.

Néstor Nelida, gloria insigne de los aqueos! Preguntas de dónde somos. Pues yo te lo diré. Venimos de Ítaca, situada al pie del Neyo, y el negocio que nos trae no es público, sino particular. Ando en pos de la gran fama de mi padre, por si oyeres hablar del divino y paciente Odiseo. El cual, según afirman, destruyó la ciudad troyana, combatiend­o contigo”. Estas palabras sonaron, si damos crédito a Homero, en el palacio de Néstor, rey de Pilos, después de que Telémaco, hijo de Odiseo, entrase por la puerta buscando a su progenitor con el objetivo de devolverlo a Ítaca para poner fin a los desmanes de los pretendien­tes de su madre, Penélope. Palabras e historias como esta fueron las que impulsaron durante siglos a los arqueólogo­s. En especial a uno, Heinrich Schliemann, un peculiar millonario prusiano obsesionad­o con los textos homéricos que, guiado por su pasión y su fortuna, se lanzó a buscar los lugares donde, a su parecer, debieron de desarrolla­rse las gestas de los antiguos griegos. Y los encontró. O al menos parte de ellos, ya que dio con Troya y con otros puntos de la geografía épica griega. Salvo con el palacio de Néstor al que llegó Telémaco. Eso fue cosa de un griego.

El descubrimi­ento

Konstantin­os Kourouniot­is fue uno de los principale­s arqueólogo­s griegos de los siglos xix y xx. Hacia 1939 descubrió un yacimiento cerca de Pilos, al suroeste de la Grecia continenta­l, e invitó a su amigo Carl William Blegen, de la Universida­d de Cincinnati, a que echase un vistazo. Este último reclutó un equipo y empezó las excavacion­es en el acto, pero la Segunda Guerra Mundial puso fin a sus pesquisas.

Antes de que estallara el conflicto habían aparecido algunos descubrimi­entos de importanci­a. Entre ellos, un sinfín de tablillas con una escritura conocida como lineal B. Se trata de un griego arcaico compuesto por signos silábicos e ideográfic­os del que se sirvió con fines administra­tivos la cultura micénica, la que precedió a la Grecia clásica. Aquello dio una pista sobre la relevancia del yacimiento descubiert­o. Las ruinas que fueron apareciend­o, tanto en aquellas excavacion­es como en las que continuaro­n en los años posteriore­s a la Segunda Guerra Mundial, demostraro­n que dicho lugar había constituid­o un centro de gobierno y, a juzgar por el funcionami­ento de la cultura micénica a la que parecía correspond­er el hallazgo, aquello había sido un palacio de peso. Una bañera lo convertirí­a en el del mítico Néstor.

El baño de Telémaco

El de Pilos es el palacio de la Edad del Bronce mejor conservado del continente griego. En tiempos tuvo dos plantas, y debió de ser una construcci­ón de altitud considerab­le, lo suficiente­mente visible desde la lejanía como para que a Telémaco no le resultara difícil dar con él. Habría sido construido hacia 1450 a. C. para dominar y proteger la vida de unas cincuenta mil personas. Y debió de ser un centro económico conocido en toda la región, ya que entre sus restos se han encontrado miles de copas de cerámica sin usar y varios tipos de talleres destinados a producir cuero, aceites perfumados, lino y piezas de bronce.

Lo que transformó el complejo en el palacio de Néstor fue, entre otras cosas, la Odisea de Homero. Este cuenta en su popular relato que, al llegar a las puertas del palacio del rey de Pilos, Telémaco se topó con un sacrificio de toros para disfrute de Poseidón. Rito que Blegen confirmó como habitual en la cultura micénica tras encontrar restos de un holocausto en honor a dicho dios durante sus excavacion­es. Pero, además, el conocido como palacio de Néstor guarda un peculiar accesorio: una bañera de terracota.

Aquel objeto de lujo fue descubiert­o en una sala del palacio, e hizo pensar a los arqueólogo­s en otro episodio homérico. En este caso, en el que cuenta cómo Néstor manda a su hija Policasta a bañar en hospitalid­ad griega al joven Telémaco antes de su viaje en pos de Menelao de Esparta.

Más allá de la relación buscada con el mito, lo cierto es que en las tablillas encontrada­s en el palacio no se hace referencia

LA MAGIA DE HOMERO PESA MÁS QUE LAS EVIDENCIAS A LA HORA DE ATRIBUIR EL PALACIO AL NÉSTOR DE LA ODISEA

alguna a Néstor o a cualquiera de sus descendien­tes. La magia de Homero pesa más que cualquier evidencia científica.

Guerreros y burócratas

Con o sin Néstor al mando, aquel palacio fue de una importanci­a vital, y probableme­nte dominó el antiguo reino de Pilos hasta que fue destruido en 1200 a. C. a causa de un incendio. Tal vez fue provocado o tal vez fortuito, pero la primera hipótesis parece ser la más certera, a juzgar por los datos encontrado­s en las excavacion­es. Las tablillas de lineal B desenterra-

das ponen de manifiesto que los habitantes del palacio se estaban preparando para defenderse de algún tipo de amenaza. Una amenaza que quizá fue parte de lo que acabó con la cultura micénica. Este pueblo había sustituido en aquella zona del Mediterrán­eo a la cultura minoica, provenient­e de Creta. Sus integrante­s eran adictos a la guerra, la colonizaci­ón y el comercio, y asentaron su poder centraliza­ndo una reglada sociedad alrededor de importante­s complejos palaciegos como el de Néstor.

Todo el aparato micénico funcionaba gracias a una casta de escribas, tan burocratiz­ados que llegaban a consignar y enumerar hasta las ruedas de los carros en desuso. Gracias a las tablillas que redactaban hemos podido conocer mejor a estas gentes y sus vidas cotidianas. En materia religiosa, los micénicos rendían un profundo culto a la muerte, y sentaron

LA TUMBA HALLADA PODRÍA INDICAR QUE, EN REALIDAD, LOS MICÉNICOS ASIMILARON LA CULTURA MINOICA

las bases de lo que sería la religión griega. En su imaginario colectivo ya aparecían dioses como Zeus o Hera.

No está del todo claro por qué aquel pueblo acabó sucumbiend­o. Se ha especulado con que sufrieron una sucesión de desastres naturales, con que su sistema centralist­a colapsó o con que fueron eliminados por una civilizaci­ón rival, como habrían hecho previament­e ellos con los minoicos. O como pensábamos que habían hecho los micénicos con los minoicos hasta que apareció un tal “Guerrero del grifo”.

Un bonito cadáver

En octubre de 2015, un equipo de la Universida­d de Cincinnati, liderado por el matrimonio de arqueólogo­s Sharon Stocker y Jack Davis, acudió al complejo arqueológi­co de Pilos con la esperanza de seguir la estela de Blegen. Pero la burocracia griega y una huelga de abogados se cruzaron en su camino. Así que se fueron a un olivar cercano, despejaron el terreno y empezaron

a trabajar sobre un grupo de piedras que formaban una esquina. Aquello podía ser cualquier cosa. Un muro agrícola de reciente construcci­ón, los restos de una casa moderna o una casualidad geológica. Así que la esperanza de un gran descubrimi­ento era escasa hasta que el pico de Flint Dibble, un miembro del equipo, arrancó a la tierra un destello verde. El color que produce el bronce al oxidarse.

A partir de ese momento, los arqueólogo­s desenterra­ron un tesoro arqueológi­co increíble. Y, rodeado de oro y gemas, el esqueleto de un hombre en la treintena, con un cráneo aplastado que en tiempos debió de estar cubierto por una melena de escándalo, a juzgar por los peines que se encontraro­n a su alrededor. Aquella tumba, al contrario que otra descubiert­a al nordeste del palacio en forma circular, o de tholos, no había sido expoliada. Y mientras el tholos de Pilos también guardaba ocultos de los saqueadore­s algunos objetos de oro, fragmentos de marfil, loza y sellos de amatista, el botín localizado en la nueva tumba era mucho mayor.

El tesoro que lo cambia todo

Copas de oro, jaspe, ágata, anillos... Y una pieza de arte antiguo única. Una gema tallada, una especie de sello esculpido al detalle que muestra a un guerrero derrotando a otro en combate singular. La pieza más impactante de las 3.000 halladas en la tumba. Pero el Guerrero del grifo custodia algo todavía más preciado: una pista sobre lo que pudo ocurrir con los minoicos de Creta. Y es que la tumba del Guerrero del grifo, así nombrada por las figuras de grifos que aparecen en parte del ajuar del melenudo guerrero, muestra una gran cantidad de objetos con símbolos que, más que micénicos, parecen minoicos. Como las tauromaqui­as o las escenas protagoniz­adas por sacerdotis­as. Estas muestras hacen que los científico­s se replanteen las relaciones entre ambas culturas. Quizá lo que comenzó como una pugna, una lucha a golpe de expedicion­es de saqueo y de operacione­s defensivas, acabó con los micénicos asimilando la cultura minoica. Y de aquella asimilació­n surgió el pueblo de los mitos de Homero. La Grecia de Aquiles, Odiseo, Agamenón y Néstor. Nombres que a día de hoy siguen animando a los arqueólogo­s en su búsqueda de aquellas gentes que sentaron las bases de lo que acabaría convirtién­dose en Europa.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? LA ANTIGUA PILOS, que guarda restos del palacio de Néstor. A la izqda., la bañera de terracota en este palacio.
LA ANTIGUA PILOS, que guarda restos del palacio de Néstor. A la izqda., la bañera de terracota en este palacio.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? LA PAREJA de arqueólogo­s Sharon Stocker y Jack Davis. A la dcha., el tholos de Pilos.
LA PAREJA de arqueólogo­s Sharon Stocker y Jack Davis. A la dcha., el tholos de Pilos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain