El aristócrata y los obreros
UN CONDESCENDIENTE ACERCAMIENTO A LOS TRABAJADORES
COMO HIJO DE su tiempo y de su clase social, Churchill no dejó de ser un conservador victoriano educado en valores aristocráticos e imperialistas. Los que refleja su única novela, Savrola, publicada en 1900, en la que los negros aparecen caricaturizados, las mujeres no tienen mejor cualidad que la abnegación y los trabajadores son ninguneados. Solo aparece uno de estos últimos, del que apenas sabemos nada “porque la historia no se ocupa de los hombres de su condición”. NO OBSTANTE, POCO después, cuando se pasó a los liberales, pareció descubrir los problemas de los obreros. Se convirtió entonces en un paladín del ala izquierda del partido. Uno de sus compañeros de militancia lo explicaba así: “Ahora mismo no tiene otra cosa en la cabeza que los pobres, cuya existencia acaba de descubrir. Se le ha antojado que el Destino le ha deparado que haga algo por ellos”. ESTO NO SIGNIFICA que el futuro primer ministro se viera a sí mismo como nada parecido a un progresista. Se imaginaba, más bien, como el generoso aristócrata que conduce a unos trabajadores agradecidos por la senda de la prosperidad. En esto seguía los pasos de su padre, lord Randolph Churchill, un conservador que había roto moldes al plantear la necesidad de que la derecha británica se ganara el voto de las clases humildes.