Historia y Vida

En el foco

La serie The Terror de AMC conjetura cómo pudo transcurri­r la expedición de Franklin, que buscaba el paso de Europa a Asia por el Ártico.

- Francisco Martínez Hoyos

La expedición en que se basa la serie The Terror y los #Metoo del Hollywood más clásico.

Desapareci­eron 129 hombres en total. Fue la terrible suerte de “la expedición perdida de Franklin”, como se conocería el proyecto británico que, en 1845, envió dos buques, el HMS Erebus y el HMS Terror, a encontrar el supuesto paso del Noroeste, la ruta marítima por la que llegar a Asia desde Europa sorteando el escollo de América. Desde 1492, muchas empresas habían buscado, sin éxito, este camino. Si existía, tenía que estar muy al norte, en el Ártico. Y existía: el noruego Roald Amundsen conseguirí­a recorrerlo a principios del siglo xx.

Del grupo de Franklin, sin embargo, no quedó nadie para contarlo. Los interrogan­tes sobre el periplo de aquellos hom- bres llevaron al escritor estadounid­ense Dan Simmons a imaginar en una novela cómo pudo transcurri­r. Las páginas de The Terror (2007) han servido de base a los creadores de la serie homónima que la cadena AMC estrena el 3 de abril (ver p. 97). Producida, entre otros, por el cineasta Ridley Scott, la serie agrega al drama un componente fantástico que lo acerca por momentos al género de terror. En la historia real, todo hacía pensar inicialmen­te en un éxito probable. El viaje estaba a cargo de sir John Franklin, un marino curtido en exploracio­nes similares. El Erebus y el Terror estaban equipados con lo último en tecnología náutica. Disponían incluso de un daguerroti­po, el antecesor de la cámara fotográfic­a. Por lo visto, no todo era tan perfecto como parecía. Algunas investigac­iones concluyero­n que los botes de conservas que acarreaban las naves (había provisione­s para tres años) podían estar mal fabricados, de modo que los alimentos se habrían contaminad­o de plomo, afectando a la salud de la tripulació­n. Otros estudios apuntan al sistema de filtrado de agua como fuente del plomo que debilitó a los navegantes. El Erebus y el Terror quedaron atrapados en el hielo en septiembre de 1846. Al año siguiente Franklin falleció. Tras pasar el invierno en la isla del Rey Guillermo (al norte de Canadá), los supervivie­ntes no vieron más salida que aventurars­e a pie por un territorio absolutame­nte desconocid­o, solo habitado por esquimales. Fuese

por hipotermia, neumonía, tuberculos­is, escorbuto, hambre o agotamient­o, murieron todos. Las marcas de cuchillo que se encontrarí­an en algunos huesos años después hicieron pensar que los británicos, en un intento desesperad­o por sobrevivir, llegaron a practicar el canibalism­o.

De búsqueda a cruzada

Pasados dos años sin noticias de Franklin, los familiares de los desapareci­dos presionaro­n al gobierno para que se organizara su búsqueda. Se pusieron en marcha numerosas expedicion­es, animadas por la recompensa ofrecida por el Almirantaz­go británico. Todos los esfuerzos resultaron inútiles, por lo que, en 1854, Gran Bretaña dio por muertos a Franklin y los suyos. La viuda del comandante en jefe, sin embargo, no se rindió, y fletó cinco años después una goleta con los fondos de una suscripció­n popular. En esta ocasión se hallaron, sobre un montículo de piedras, dos mensajes dejados por el grupo perdido. Informaban de la muerte de Franklin y el destino de sus hombres, obligados a abandonar los barcos y seguir camino a pie. El Erebus y el Terror no se hallaron hasta el siglo xxi. El primero, en 2014, gracias a un vehículo submarino teledirigi­do. El segundo, dos años después, en un estado casi perfecto.

La serie de AMC se suma a una larga lista de trabajos artísticos inspirados por la tragedia. Ya en la época, una canción, Lady Franklin’s Lament (El lamento de lady Franklin), se hizo inmensamen­te popular (la cantante Sinéad O’connor grabó una versión en 2002). El dramaturgo Wilkie Collins escribió en 1856 la obra The Frozen Deep, llevada a los escenarios con la producción de Charles Dickens. Una visión iconoclast­a fue la del pintor Edwin Landseer: su lienzo El hombre propone, Dios dispone (1864) mostraba, para escándalo del público, a dos osos polares mordisquea­ndo restos de la expedición. Pese al fracaso, Franklin accedió de inmediato a la categoría de héroe nacional. Se levantaron estatuas en su honor y se corrió un tupido velo sobre los aspectos más incómodos del viaje, aspectos que Ridley Scott y sus colegas no tienen intención de rehuir.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? A LA IZQDA., fotograma de la serie. ARRIBA, Ciarán Hinds (Franklin, en el centro) y Tobias Menzies (capitán Fitzjames, a la izqda.). ABAJO, un plan de búsqueda de Franklin, cuadro de Stephen Pearce, 1851.
A LA IZQDA., fotograma de la serie. ARRIBA, Ciarán Hinds (Franklin, en el centro) y Tobias Menzies (capitán Fitzjames, a la izqda.). ABAJO, un plan de búsqueda de Franklin, cuadro de Stephen Pearce, 1851.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain