Ciencia
ENTRE CIENCIA Y FICCIÓN
El cine que desafía a las leyes de la naturaleza.
Debe la ciencia de las películas de ciencia ficción ser precisa?, se preguntaba la periodista Nicole Nash desde la prestigiosa revista especializada en computación Techrepublic. La pregunta no es baladí. Desde la iniciática Viaje a la Luna (1902), de Georges Méliès, las películas de corte fantástico se han interesado por explorar las posibilidades de la denominada fringe science (“ciencia límite”) de cada momento; es decir, de aquellas investigaciones que se apartan de la ortodoxia científica para especular con posibilidades más allá de las restricciones del método cartesiano. El cine de ciencia ficción se basa en el código narrativo del what if. La pregunta “¿Qué pasaría si...?” es la premisa ideal para sumergirnos en mundos alternativos y futuros distópicos que, con frecuencia, son alegorías de nuestra vida aquí y ahora. Pero la fantasía no tiene por qué estar reñida con la credibilidad. La denominada “ciencia ficción dura” ha tratado de apartarse de la ingenuidad de las cintas futuristas de serie B de los años cuarenta y cincuenta, acudiendo a expertos que pudieran asesorar en aspectos puramente tecnológicos y científicos. Uno de los más famosos en los últimos tiempos ha sido el físico teórico estadounidense Kip Thorne, ganador del Premio Nobel de Física en 2017. Thorne fue productor ejecutivo del filme Interstellar (2014), y llegó a escribir un libro analizando la película desde el punto de vista científico, titulado justamente The Science of Interstellar.
Pero incluso los filmes que presentan un tono más “adulto” y riguroso pueden ser cuestionados por la ciencia. El astrofísico Neil degrasse Tyson, director del Planetario Hayden, en el Museo de Historia Natural de Nueva York, comentó por Twitter hace algún tiempo algunos gazapos de una cinta reciente considerada especialmente verosímil en su representación del espacio: Gravity (2013), de Alfonso Cuarón. Tyson, que confesó haber disfrutado mucho con la película, señaló un par de esos errores que solo pueden advertir los especialistas: la imposibilidad de que las dos estaciones espaciales de la película puedan verse una a la otra con el telescopio espacial Hubble o la poca credibilidad de las escenas que muestran el desplazamiento de los restos del satélite de este a oeste (los satélites
LA “CIENCIA FICCIÓN DURA” SE APARTA DE LA INGENUIDAD DE LAS CINTAS DE SERIE B DE LOS CUARENTA Y CINCUENTA