EL MEJOR EJÉRCITO DEL MUNDO
Las mongolas fueron las tropas más eficientes sobre la faz de la Tierra hasta bien entrada la era de la pólvora.
NACIDOS PARA LA GUERRA
Dada su naturaleza de cazadores, los nómadas de la estepa aprendían desde pequeños a montar y a disparar el arco, y eran aptos para combatir hasta los 60 años. A diferencia de los legionarios romanos o los hoplitas griegos, que debían ser formados en campamentos o academias, los mongoles eran guerreros natos, y la milicia de los varones conformaba un aspecto básico de su sociedad.
ORGANIZANDO TROPAS
Gengis Kan organizó sus tropas siguiendo la tradición turca y mongola, es decir, formando grupos de hombres basados en el sistema decimal (10, 100, 1.000 y 10.000). Cuando incorporaba nuevos hombres a su ejército, los ponía al mando de jefes de distinto origen para romper las conexiones tribales, de forma que la organización no dependiera de antiguas alianzas de este género. La flexibilidad de la estructura de mando permitía atacar en masa y dividirse en grupos más pequeños para acciones puntuales.
MOVILIDAD
Los jinetes mongoles, con equipo ligero y caballos veloces, eran muy móviles en comparación con sus adversarios, lo que les permitió explorar mejor el terreno, crear una compleja red de espionaje o poner en práctica tácticas imposibles para un ejército más pesado, como el de los caballeros europeos. Los jinetes arqueros eran famosos por su capacidad de apuntar y dar en el blanco al galope. Un estribo corto les permitía mantenerse de pie y disparar tanto hacia delante como hacia atrás (abajo, miniatura de arqueros mongoles en plena batalla).
AUTONOMÍA
La maniobrabilidad se veía favorecida también por la autonomía de los soldados. Cada uno disponía de entre dos y cuatro caballos, por lo que podían galopar sin verse obligados a detenerse para el descanso de los animales durante muchos días. Además, podían vivir, en casos de extrema necesidad, de la sangre de su caballo y de carne de yak seca.