BRITÁNICOS EN AFGANISTÁN
Las guerras anglo-afganas y el Gran Juego entre imperios
GRAN BRETAÑA
invadió Afganistán por temor a que Rusia controlara ese país. Esta suspicacia se enmarcaba en la “guerra fría” que libraron los imperios zarista y británico en el siglo xix, que se conoció como el Gran Juego. Londres veía con preocupación el avance ruso por las estepas de Asia Central, y el control zarista de Afganistán era para el gabinete británico una línea roja. Por este motivo, Gran Bretaña lanzó dos campañas en el área: la que vivió lady Sale, entre 1839 y 1842, y la que se libró entre 1878 y 1880.
COMO SE HA VISTO,
la primera guerra anglo-afgana fue una absoluta derrota política para Londres. Además, el riesgo de una alianza de Dost Mohammed (arriba, con uno de sus hijos) con Rusia se había exagerado. Los británicos se embarcaron en la segunda guerra angloafgana tras una década de espectaculares avances rusos en Asia Central. La nueva campaña tuvo como objetivo establecer un protectorado en el país. Aunque sufrió varios reveses, finalmente Londres se hizo con la victoria y controló la política exterior afgana hasta 1919. Ese año se libró la tercera guerra anglo-afgana. En ella, los asiáticos recuperaron su autonomía, ya sin el fantasma de la rivalidad decimonónica entre Londres y San Petersburgo.