Historia y Vida

LA ESCALERA DE LA MUERTE

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LA CANTERA de Mauthausen estaba situada a menos de un kilómetro del campo de concentrac­ión. Era una gran explotació­n a cielo abierto a la que se accedía bajando por una empinada escalera. Inicialmen­te era un rampa jalonada por unos 140 escalones muy irregulare­s y resbaladiz­os. En 1943 se remodeló hasta alcanzar los 186 peldaños. Los presos tenían que subir por la escalera entre diez y doce veces al día. Lo hacían con una mochila de madera a la espalda cargada con bloques de granito de hasta 40 kilos.

LA TAREA era durísima. Los presos, agotados y hostigados por los guardianes, resbalaban y se despeñaban, sufrían graves heridas si les caía alguna roca o eran apaleados por los kapos, a veces hasta la muerte. El final de la escalera daba a un precipicio que fue la tumba de muchos presos. Algunos se suicidaban tirándose al vacío, pero otros eran arrojados por los propios guardianes. Los kapos llamaban a estos crímenes “el salto del paracaidis­ta”. Durante los primeros años, todos los presos debían subir las escaleras varias veces al día. A partir de 1941, solo los judíos y las “compañías de castigo”.

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