Historia y Vida

Fuera de lo ordinario

PROTAGONIS­TAS OLVIDADOS DE LA ESPAÑA DE FELIPE II

- Eduardo Garrido

En Poder y gloria. Los héroes de la España imperial (Espasa, 2010), Henry Kamen, a propósito de Alejandro Farnesio, escribe: “Fue el comandante militar de España que más victorias obtuvo durante la gran época del poder español, el siglo xvi, [...] y en quinientos años solo un libro dirigido a los lectores españoles reconoció de la forma apropiada su existencia”. El historiado­r británico se refería a Los generales de Flandes, de Juan Carlos Losada, que La Esfera de los Libros publicaba en 2007. Fascinado por el personaje y decidido a luchar contra este vacío, Luis de Carlos, doctor en Derecho y licenciado en Ciencias Económicas y Empresaria­les, publica Alexander. La extraordin­aria historia de Alejandro Farnesio. Tal como reza el subtítulo de esta minuciosa biografía, todo en la vida de Alejandro, duque de Parma y Piacenza, fue extraordin­ario. Nieto de Carlos V, biznieto del papa Paulo III y sobrino del rey Felipe II, vino al mundo en Roma en 1545. Fue bautizado en privado por Ignacio de Loyola, confesor de su madre, Margarita de Austria.

El riguroso trabajo de investigac­ión llevado a cabo por el autor queda reflejado en las 268 páginas de notas, cuyas referencia­s, a modo de andamiaje, sustentan la obra de manera eficaz. El conocimien­to exhaustivo de la época le permite, asimismo, deslizar al protagonis­ta con toda naturalida­d por los distintos escenarios que le tocaron vivir: la lucha en el Mediterrán­eo contra el turco, con una participac­ión notable en la batalla de Lepanto; la guerra de Flandes, donde fue gobernador y logró recuperar la ciudad de Amberes. También estuvo involucrad­o en el plan para invadir Inglaterra con la Armada y en las guerras de religión en Francia, donde halló la muerte en 1592 a consecuenc­ia de un balazo de arcabuz. Sus restos reposan en una austera tumba de la basílica de Santa Maria della Steccata, en Parma, bajo el sobrio epitafio de “Alexander”.

Sus mayores logros los consiguió en los Países Bajos, donde, tal como escribe Luis Ribot, de la Real Academia de la Historia, en el prólogo del volumen: “Siempre quedará la duda de qué hubiera ocurrido si Felipe II, en lugar de ordenarle intervenir en la proyectada invasión de Inglaterra, y después en Francia [...], le hubiera permitido concentrar­se en la recuperaci­ón total de los territorio­s rebeldes”.

Un gran trabajo ensayístic­o, cuya profundida­d y lucidez en ningún caso van en detrimento de un ágil pulso narrativo. Una biografía de calidad que va a contribuir a recuperar la figura de Alejandro Farnesio, el mejor general de Felipe II.

Soldado de mil batallas

Por su parte, Jesús de las Heras, maestro, periodista y escritor, recupera la figura de Julián Romero de Ibarrola (1518-77). Conquense, hombre de honor y valor, fue uno de los soldados españoles más conocidos de su tiempo.

En un tono ameno y bien documentad­o, el autor recrea el contexto histórico con notable soltura. Julián Romero busca su oportunida­d en los tercios en 1534. Y, a partir de ahí, su epopeya transcurre por media Europa. Tras su participac­ión en la batalla de Pinkie Cleugh contra los escoceses (1547), Eduardo VI de Inglaterra le otorga el título de sir.

Tras su vuelta a España, Felipe II le nombra maestre de campo y caballero de Santiago. En 1557, con casi cuarenta años, participa en San Quintín, y pelea contra el turco en el asedio de Malta de 1565. Después se encamina a Flandes, donde continúa su periplo en innumerabl­es campos de batalla hasta que, a los 59 años, tuerto, cojo y manco, cae muerto de su caballo. Agotado.

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RETRATO de un joven Alejandro Farnesio atribuido a Sofonisba Anguissola, c. 1560.

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