MARIE VANDENBEUSCH: “EL FARAÓN ESCOGÍA CÓMO QUERÍA SER VISTO”
Comisaria de proyectos en el Departamento del Antiguo Egipto y Sudán del British Museum, Marie Vandenbeusch ha comisariado la exposición “Faraón. Rey de Egipto”, inaugurada el 17 de octubre en Caixaforum Madrid tras arrasar en Barcelona. La muestra es una oportunidad para ver de cerca una selección de piezas magníficas y representativas procedentes del museo británico. Estos objetos, algunos de gran espectacularidad, permiten conocer más a fondo la figura del faraón, descubrir la naturaleza de sus funciones, explicar el poder real y adentrarse en la vida de ultratumba. La exhibición también ofrece una visión más ajustada de la existencia cotidiana en el antiguo Egipto.
¿Por qué el criterio que rige esta muestra es temático, y no cronológico?
La idea detrás de esta exposición era explorar las diferentes facetas que implicaba el hecho de ser un rey en el Egipto antiguo. Por eso hemos privilegiado un enfoque temático, en lugar de uno puramente histórico. Una presentación cronológica habría sido demasiado reduccionista para exponer las múltiples perspectivas que planeábamos cubrir en esta muestra, en la que queremos presentar al visitante los distintos desafíos y responsabilidades reales.
La representación del faraón siempre se ha idealizado, pero, más allá del glamur y la solemnidad, ¿qué significaba ser monarca del Imperio egipcio?
Esa es una de las preguntas a las que intentamos dar respuesta a lo largo de la exposición. Detrás de su imagen ideal, el rey se vería enfrentado, en realidad, a muchos retos, tanto doméstica como in ternacionalmente. Tales retos variarían en función del período, pero, en general, el rey, por ejemplo, tendría que ser capaz de dirigir una administración compleja, así como de tratar con superpotencias vecinas. Y lo haría empleando todas las herramientas disponibles, desde la diplomacia a las acciones militares.
¿En qué legitimaba el faraón su poder y su derecho a reinar?
El faraón –utilizo el masculino como genérico, pero hubo faraones mujeres, aunque fuesen pocas– tenía un arsenal de métodos para legitimar su reinado. Una filiación directa con el rey previo era, obviamente, útil, pero una filiación divina también resultaba una forma efectiva de confirmar su poder. Se asociaba al rey con muchos dioses de muchas maneras diferentes. Era, por ejemplo, el hijo del dios solar Ra, o también se le identificaba con el dios halcón Horus. Y estas cone xiones se ven subrayadas en los títulos otorgados al rey al acceder al trono.
¿Cómo actuó la propaganda en la creación posterior de la imagen del faraón?
Todas las estatuas y los relieves reales eran parte de los planes propagandísticos del rey. Él escogió cómo quería ser visto, y puede descodificarse cada detalle de su imagen, que es altamente simbólica. Por ejemplo, la representación de orejas de gran tamaño puede ser una forma de acentuar las cualidades del faraón a la hora de escuchar. Muchas de estas obras en dos y tres dimensiones se situaban en los templos, dando a entender que los sacerdotes eran los principales custodios de estos bienes públicos.
Cuando reyes extranjeros gobernaron Egipto, adoptaron el modo de vida de los faraones. ¿Por qué quisieron replicar aquel simbolismo?
La mayoría de los gobernantes extranjeros mantuvieron en funcionamiento las prácticas locales, y, sí, también adoptaron la identidad visual de un líder egipcio, lo que no significa que hubieran modificado la forma en que se los representaba en su país de origen. Por lo que respecta a Egipto, esta estabilidad visual contribuyó a garantizar una transición fluida entre reinados. El objetivo de la mayoría de los gobernantes extranjeros no era incorporar plenamente a Egipto a sus dominios, sino sacar provecho de su riqueza. Por tanto, un Egipto pacífico sería siempre más productivo que uno en conflicto.
¿Con qué objetivo se sustituyeron las pirámides por las tumbas excavadas en el suelo? ¿Qué nos enseña en este sentido el Valle de los Reyes?
La mayor parte de los monarcas de los reinos Antiguo y Medio se hicieron construir pirámides. Solían ser majestuosas..., pero también muy visibles. Esta es, con seguridad, una de las razones por las que los soberanos de la dinastía XVIII decidieron hacerse enterrar en tumbas subterráneas, a menudo sin ningún tipo de superestructura a la vista (a cambio, erigían templos dedicados a su culto mortuorio más cerca del valle). La ubicación del Valle de los Reyes, a los pies de un monte con forma piramidal, era altamente simbólica. Esto no demostró más eficacia a la hora de prevenir saqueos, y muchas de las tumbas del valle fueron profanadas en la misma Antigüedad.
¿A qué responde la extraordinaria resistencia de la cultura egipcia durante tres mil años?
Desde luego, no existe una sola razón que explique la larga duración de la civilización del antiguo Egipto, sino una combinación de ellas. Una de las causas sería la flexibilidad y la aptitud del país para abordar los cambios, lo que le permitió remontar tras períodos de crisis. Pero el motivo principal es, probablemente, una consecuencia de la tierra misma: el Nilo y su crecida procuraban fertilidad y abundancia, mientras que una serie de fronteras naturales (el mar o el desierto) protegían el territorio de las invasiones.
¿Cómo valora el impacto y la fascinación posterior por Egipto?
La verdad es que la fascinación por Egipto empezó ya en la Antigüedad, como sugieren las numerosas menciones en las literaturas griega y romana. Los dioses con cabeza animal, así como la veneración y momificación de numerosas especies animales, son, desde luego, factores que contribuyeron a ello. La fascinación continuó en tiempos modernos, probablemente gracias a la incomparable preservación de lugares y objetos sagrados, domésticos y funerarios. La combinación de textos y arqueología es única, y permite indagar en esta civilización milenaria y en la gente que la conformó.