¿FALTÓ DECISIÓN?
Nueva perspectiva sobre la oposición al nazismo
El atentado y subsiguiente golpe de Estado contra Adolf Hitler del 20 de julio de 1944 y la durísima represión contra quienes lo secundaron revelaron al mundo que, dentro del Reich, se había fraguado una seria oposición al nacionalsocialismo y su Führer. La formaban en su mayoría militares, por ser los únicos que contaban con los medios para hacer les frente. Desde entonces, mucho se ha dicho y escrito sobre sus dirigentes, en especial sobre la aristocrática figura de su máximo representante, el coronel Claus von Stauffenberg, sin olvidar a otros, como el controvertido Arthur Nebe, un policía profesional, antiguo jefe del Einsatzgruppe B, escuadrón responsable de la muerte de miles de judíos en Bielorrusia. Sin embargo, muchas preguntas siguen sin una nítida respuesta: ¿cómo hombres tan dispares pudieron colaborar? ¿Cuáles fueron sus motivos reales? ¿Por qué fracasaron tan cerca del éxito? A todo esto intenta responder, con bastante éxito, el historiador israelí Danny Orbach en este libro.
En el centro de la red
Lejos de primar el acercamiento biográfico a dichos personajes –aunque sin olvidarlo–, lo que más interesa al autor es la estructura de las redes conspirativas y su funcionamiento. En su estudio se hace patente su sólida experiencia como analista de inteligencia. Solo así, considera, pueden abordarse estas cuestiones. Para Orbach, la conspiración pasó por diversas fases. Desde la “Camarilla de Berlín” dirigida por Hans Oster hasta la “Rueda conspirativa” de Stauffenberg, pasando por momentos en que “la resistencia quedó reducida a esperar pacientemente y a sumergirse en un océano de planes, esperanzas y sueños”. La llegada del heroico mutilado cambió las cosas. El recién llegado se hizo pronto con las riendas de la organización. Estableció unas rígidas normas de actuación por las que su persona funcionaba como eje de una rueda, mientras los demás constituían los radios, y se dirigió sin tregua hasta el objetivo final: matar a Hitler y hacerse con el poder en Alemania. Pero esa misma rigidez que les impelía a actuar impidió que alcanzasen su objetivo, porque “los líderes se ciñeron demasiado al plan original y no fueron capaces de improvisar [...] En un momento en que la velocidad lo era todo”. Hasta el propio Stauffenberg barruntó el fracaso al despedirse de su hermano: “Lo más terrible es saber que no podemos triunfar y que aun así tenemos que hacerlo, por nuestro país y por nuestros hijos”. Interesantes perspectivas de una innovadora aproximación que hipnotiza al lector desde los primeros renglones.