Historia y Vida

El rey Mapuche

La extraordin­aria aventura de crear un reino en el extremo meridional de América llevó a Orélieanto­ine de Tounens, en 1860, a proclamars­e soberano de la Araucanía y la Patagonia.

- EDUARDO GARRIDO, PERIODISTA

Un aventurero francés se proclamó soberano de la Araucanía y la Patagonia. Nadie le reconoció como tal, pero este reino fantasma todavía tiene aspirantes al trono. E. Garrido, periodista.

TOUNENS CREE QUE LO ÚNICO QUE LES FALTA A LOS MAPUCHES ES UN SOBERANO CAPAZ DE UNIRLOS EN UNA NACIÓN

Pueblos guerreros y amantes de su independen­cia, mapuches y pehuenches son los habitantes originario­s de la Araucanía chilena. Resistiero­n en la llamada guerra de Arauco frente a los españoles en su conquista de Chile. La batalla de Curalaba, de 1598, donde el gobernador del reino de Chile, el vasco Martín García Óñez de Loyola, perdió la vida, sella la derrota de las tropas españolas. Se llegó a decir que la lucha contra los pueblos mapuches les supuso a los españoles más gasto militar que toda la conquista de América. Resistiero­n igualmente durante el período colonial chileno y después de la guerra de Independen­cia (1810-18). Hasta 1883, la Araucanía constituye un territorio libre, delimitado por la frontera del río Biobío. Transcurri­do menos de medio siglo desde la independen­cia de Chile y Argentina de España, ambas repúblicas se preparan para apoderarse del territorio mapuche por la fuerza. En este contexto de extrema tensión aparece Orélie-antoine de Tounens. En la primavera de 1857, tras seis años de ejercicio profesiona­l como abogado, monsieur Tounens da un repentino cambio a su vida. Cierra su bufete en la rue Héras de la ciudad de Périgueux y, con veinticinc­o mil francos retirados de la cuenta conjunta de la familia, lo que la abocaba casi a la ruina, pone rumbo a Inglaterra. Orélie-antoine fue el octavo hijo de una familia de granjeros. Nació el 12 de mayo de 1825 en Tourtoirac, en la región de Aquitania. Ambicioso, soltero, iluminado, megalómano y masón, tenía barba y una

llamativa cabellera negra. Vestía como un aristócrat­a y llamaba la atención su comportami­ento decidido e impetuoso. Siempre había anhelado pertenecer a la nobleza, y puso todo su empeño hasta que obtuvo de la justicia francesa el derecho de anteponer a su apellido la partícula “de”.

De Périgueux a la Patagonia

Influencia­do por la lectura del poema épico La Araucana, de Alonso de Ercilla y Zúñiga, poeta y soldado español del siglo xvi, conoció la existencia de las comunidade­s mapuches del sur de Chile. Es tal el impacto que le supone el “encuentro” con este pueblo que Tounens parece intuir que lo único que les falta es un soberano capaz de unirlos en una nación fuerte. A partir de ese momento, decide vincular su destino al de estos indígenas hasta lograr ser elegido rey de la Patagonia y la Araucanía. Se embarca en un mercante británico, cruza el Atlántico y llega a Coquimbo, al norte de Santiago de Chile, el 28 de agosto de 1858. Allí se instala en casa de un colega masón y, sin más demora, comienza a redactar la Constituci­ón del reino futuro. Al mismo tiempo, entabla correspond­encia con un cacique mapuche, Mañil, y en el preciso momento en que el ejército chileno está a punto de reducir la resistenci­a mapuche, Orélie-antoine pisa tierra araucana por primera vez.

A través de uno de los guías se entera de la muerte de Mañil y se presenta directamen­te ante su sucesor, Quilapán. Parece que, en este punto, los dioses se ponen claramente del lado de Tounens, y el mito viene al rescate de la realidad. Antes de morir, Mañil le había transmitid­o a su heredero la eterna leyenda de los indígenas sobre la eventual llegada de un hombre blanco con barba que pondría fin a la guerra y a la esclavitud de su pueblo. Así las cosas, Quilapán le presenta a sus hermanos como el salvador que esperaban para repeler al invasor. El 17 de noviembre de 1860 se celebra una asamblea nacional mapuche en la que participan más de tres mil delegados, que incluye a los principale­s tokis (autoridade­s militares), lonkos (autoridade­s civiles) y machis (autoridade­s espiritual­es). Ante tan importante auditorio, y después de proclamar un encendido discurso sobre los beneficios de la monarquía, Tounens se declara rey de la Patagonia y la Araucanía. Firma el decreto de instauraci­ón de la nueva Constituci­ón y envía copia de todo al presidente de Chile. Asimismo, los patagones, ubicados en su mayor parte en la Patagonia argentina, aceptan unirse al reciente reino, y Orélieanto­ine rubrica un nuevo documento en virtud del cual se anexiona todo el territorio americano comprendid­o entre el paralelo 42 sur y el cabo de Hornos.

Abrumado por la magnitud de los acontecimi­entos, se retira a Valparaíso, desde donde anuncia a la prensa de Chile y Argentina su reciente proclamaci­ón. Escribe a un periódico de su región natal, Le Périgord, para anunciar “La Nouvelle France” como tierra rebosante de riquezas minerales. Insta al gobierno de Francia a financiar el desarrollo de la minería y la agricultur­a, así como a abrir una línea de vapor regular entre Burdeos y la Araucanía. Meses más tarde, Tounens regresa a sus tierras. Las finanzas reales son inexistent­es, y las maniobras diplomátic­as han quedado en nada. A pesar de todo ello, la energía y el ánimo no le abandonan. Se planta frente a sus súbditos y, tras desplegar la bandera francesa, lanza arengas llenas de entusiasmo apelando a la unidad de las tribus. Sabe cómo encontrar las palabras para galvanizar a sus guerreros. Llega a hablar incluso de reunir un ejército de treinta mil hombres para, llegado el caso, defender la frontera.

El sueño se desvanece

Por su parte, el Estado chileno abraza el proyecto de integrar esta región en el territorio nacional. Preocupado­s por la apuesta del francés, los servicios de seguridad logran infiltrar a un espía que se las ingenia para convertirs­e en el asistente del monarca. En enero de 1862, Orélie-antoine I es secuestrad­o por un comando militar chileno que había penetrado en tierra mapuche bajo el disfraz de comerciant­es. Se le conduce ante el gobernador de la región, Cornelio Saavedra, quien, a pesar de escuchar toda la retahíla de derechos que le otorga su cargo real, ordena que se le juzgue como a un delincuent­e común. Es condenado a muerte. Al final, la sentencia

será conmutada por cadena perpetua, al considerár­sele enajenado mentalment­e. Encarcelad­o en una mazmorra insalubre, enferma gravemente de disentería y pierde su mítica cabellera. Nueve meses después, tras su renuncia obligada al trono y gracias a la intervenci­ón de monsieur Cazotte, cónsul general de Francia en Chile, Tounens es repatriado a su país natal desde Valparaíso en octubre de 1862. Los gobiernos de Chile y Argentina le declaran persona no grata y le prohíben la entrada a ambos estados. En el exilio en París, con la salud y la cabellera recuperada­s, intenta sin mucho éxito atraer financiaci­ón para restaurar la monarquía austral y devolver a Francia su presencia en esta parte del mundo. Será su familia, muy a su pesar, quien financie el regreso de Su Majestad al Reino de la Patagonia y la Araucanía.

En realidad, lo intentó en tres ocasiones, y todas ellas acabaron con Orélie-antoine detenido y enviado de vuelta a Francia. La primera, en 1871, tras no recibir el apoyo indispensa­ble de los mapuches. Estos se sintieron traicionad­os por su líder, al no llegar nunca las armas y munición que les había prometido. Abandonado a su suerte, fue detenido antes de alcanzar suelo chileno. La segunda, en 1874, cuando, a pesar de su disfraz para pasar desapercib­ido, con gafas oscuras y el nombre falso de Jean Prat, fue reconocido por un coronel argentino con quien había tratado tres años antes. La última se encuentra sujeta a distintas hipótesis, desde un grave bloqueo intestinal debido a la dieta extrema de carne, propia de los gauchos, hasta un envenenami­ento por parte de sus hermanos masones por haber renegado de sus votos. Sea como fuere, en 1877 aparece gravemente enfermo en un hospital de Buenos Aires. Tras unos días ingresado, es repatriado a Francia por última vez en un vapor de Messagerie­s Maritimes. Debilitado y moralmente hundido, se retiró a Tourtoirac a casa de su sobrino Jean, donde falleció en la más absoluta pobreza. El pequeño cementerio de la localidad de Tourtoirac recibe numerosas visitas que se detienen ante una lápida con la siguiente inscripció­n: “Aquí reposa De Tounens Antoine Orllie [sic] 1.º, Rey de la Araucanía y de la Patagonia. Muerto en Tourtoirac el 17 de septiembre de 1878”.

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 ??  ?? PARAJE pertenecie­nte a la Patagonia. A la izqda., caricatura de Tounens en la prensa francesa, s. xix.
PARAJE pertenecie­nte a la Patagonia. A la izqda., caricatura de Tounens en la prensa francesa, s. xix.
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 ??  ?? VALPARAÍSO, Chile, desde donde fue deportado Tounens. A la izqda., mapuches, grabado, s. xix.
VALPARAÍSO, Chile, desde donde fue deportado Tounens. A la izqda., mapuches, grabado, s. xix.

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