UNO DE LOS SUYOS
El arqueólogo estrella del legado de Asurbanipal era asirio
HOWARD CARTER, RICHARD
Malloway... Los grandes hallazgos relativos al Egipto faraónico o a la antigua Mesopotamia suelen ir asociados a arqueólogos británicos, franceses o estadounidenses. No obstante, en el caso de Asurbanipal, el protagonismo corresponde a un especialista local, Hormuzd Rassam, posiblemente el arqueólogo que más descubrimientos relacionados con el monarca ha realizado (arriba, en una foto de estudio, c. 1854).
MIEMBRO DE LA ETNIA ASIRIA
que puebla el norte de Irak –entonces bajo dominio otomano– y cristiano caldeo de confesión, Rassam nació en Mosul en 1826. Con 20 años se inició en la arqueología como ayudante de Austen Henry Layard, quien quedó impresionado por su talento y su capacidad de trabajo. Cuando su mentor dejó la arqueología para entregarse a la política, Rassam, que había ampliado sus estu- dios en el Reino Unido, continuó con las excavaciones en Nimrud y Nínive, en las afueras de Mosul.
ENTRE 1853 Y 1854 LOCALIZÓ
la más importante de las bibliotecas de Asurbanipal en el interior de uno de sus palacios. Entre las joyas literarias que figuraban en esa biblioteca, Rassam halló la Epopeya de Gilgamesh, el poema de la creación Enuma Elish o el mito de Adapa, el primer hombre.
PERO NO FUE ESE
su único descubrimiento en sus sucesivas excavaciones en la zona. Entre 1877 y 1882 llevó a cabo cuatro expediciones arqueológicas para el British Museum. En su curso, entre otros hallazgos, Rassam localizó el templo de Asurnasirpal en Nimrud, el cilindro de Asurbanipal en Nínive y el cilindro de Ciro el Grande, la famosa declaración del emperador aqueménida sobre su conquista de Babilonia.