OBSESIÓN CON EL ESCUDO
La excesiva prudencia de Salazar puso freno al crecimiento.
OLIVEIRA SALAZAR TENÍA buenos conocimientos económicos, pero también grandes obsesiones sobre la política económica, y particularmente sobre la financiera y la monetaria. Una de esas obsesiones era el escudo. Salazar rechazaba de plano la inflación, y, para evitarla, el dictador propugnaba la austeridad. Era una política que frenaba las posibilidades de crecimiento, pero a él ese extremo no parecía preocuparle.
CONFIABA EN EL VALOR de la moneda y se empeñaba en evitar la devaluación, tan frecuente en otros países. El escudo, presumía el régimen, era una de las pocas monedas de uso corriente que representaba su valor en oro (en la imagen, moneda de diez escudos de 1960). Tampoco admitía el endeudamiento público ni contemplaba operaciones que pusieran en duda la seriedad y solvencia financiera nacionales. Cuando España devaluaba la peseta, el contraste era celebrado en Portugal como un éxito.