¿SABÍAS QUE…?
PARA CONSERVAR su honor, las mujeres romanas estaban sujetas a unas normas tiránicas. Ningún hombre podía tomarlas de la mano y jamás podían besar en público. El edictum de adtemptata pudicitia protegía el buen nombre de las mujeres dividiéndolas en tres categorías: las casadas (nuptae), que estaban bajo la autoridad de sus maridos; las viudas (viudae), sometidas a sus hijos o, si no los había, a su padre o hermanos varones; y las vírgenes (virgines), cuyo progenitor debía tomar la responsabilidad de su moral.