Propagandista de sí misma
LA ETERNA FAVORITA DEL REY DE FRANCIA RECURRIÓ TANTO A LA ESCULTURA COMO A LA PINTURA PARA HACERSE PLASMAR MIL CARAS, Y TODAS BUENAS
LOS RETRATOS DE LA
Pompadour fueron muchos, y los artistas supieron borrar en ellos las huellas de la edad y la mala salud. Pero ella no posaba solo para verse espléndida. Sus cuadros y estatuas eran sutiles mensajes publicitarios. En función de los intereses del momento, realzaba su sensualidad, su elegancia, su cultura o su virtud. Versatilidad y dominio de la imagen pública fueron sus claves para mantenerse en el poder.
DE CAZA
Jeanne-antoinette iba disfrazada de Diana la noche en que bailó por primera vez con el rey en Versalles. Así aparece en el cuadro de la izqda., que bien pudo ser un guiño a su amante: su pasión estaba aún en pleno apogeo cuando lo encargó. Pero la elección de esta diosa en concreto no fue inocente. Desde el siglo xvi, numerosas favoritas se habían retratado como la joven divinidad cazadora.
LA AMIGA
Tras el fin de su romance con Luis XV, la marquesa proclama ante la corte su nueva posición de confidente. Es un momento delicado: sus enemigos esperan que se retire y es imprescindible demostrarles que su poder no ha menguado. Se hace esculpir como diosa de la amistad. El concepto le gustó tanto que casi diez años después, en 1759, posó junto a su propia estatua para un cuadro de Boucher.
SOY LISTA
Los poemas satíricos la acusaban de tener poco seso. En 1755, ella lo desmintió posando para otro cuadro como intelectual. Una guitarra, las partituras que sostiene y una carpeta de dibujo destacan su talento artístico; un globo terráqueo y unos libros, sus conocimientos... El retrato, de M. Quentin de La Tour, se mostró al público en el Salón de París: esta vez el mensaje no era solo para la corte.