¿CÓMO TOMÓ EL PUEBLO LA BASTILLA?
El autor de El orden del día recrea el inicio de la Revolución Francesa desde el punto de vista de sus verdaderos protagonistas.
La foto que ilustra la cubierta de la novela nos da una primera pista sobre su contenido. En ella vemos la figura de un joven armado con una espada que avanza por encima de las barricadas. Es un detalle perteneciente a La libertad guiando
al pueblo, el cuadro que Eugène Delacroix pintó en 1830 y que se ha convertido en un símbolo de la lucha por la libertad. Al personaje casi no se le ve. Está situado en el margen izquierdo de la obra, eclipsado por la presencia de las grandes figuras que dominan la composición. Este chico y miles como él, gente anónima colocada en los márgenes de la historia, son los que protagonizan este libro. El tonelero Buisson, el herrero Duffau, el bracero Poulain, Marie Choquier, Catherine Pochelat, Pauline Léon y un largo etcétera de nombres reales, extraídos de los archivos policiales, que la mañana del 14 de julio de 1789 participaron (y algunos se dejaron la vida) en la toma de la Bastilla.
Éric Vuillard, autor de la celebrada El orden
del día (Tusquets, 2018), narra el inicio de la Revolución Francesa desde la perspectiva de sus anónimos protagonistas. Basándose en los documentos de la época, y por medio de una prosa impresionista y de gran personalidad literaria, el autor relata los hechos –desde la rebelión de los trabajadores de la manufactura de Réveillon hasta el final de la toma de la Bastilla– como si quisiera fundirse con la muche- dumbre, como un cronista que hubiera estado codo con codo con los parisinos cruzando el puente levadizo que va “desde el Antiguo Régimen hacia otra cosa”. Vuillard recrea de forma muy vívida los acontecimientos del pasado, pero también hace un guiño al presente. Al igual que la pintura de Delacroix, que representa un pasaje de la Revolución de 1830 aunque captura el espíritu de todas ellas, 14 de
julio, cuya escritura está inspirada por los movimientos sociales surgidos a partir de la crisis económica de 2008, habla de todas las revoluciones, de ese largo proceso de lucha por un mundo más justo que continúa en la actualidad vestido con chalecos amarillos.