GUERREROS SIN LÍMITES
Una visión militar al detalle de la conquista del Perú
La actuación de Hernán Cortés y de Francisco Pizarro en América sigue fascinando a los historiadores y despertando polémica. En España, uno de los mejores especialistas en el tema es Antonio Espino López, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona. En su vasta producción sobre la guerra en la Edad Moderna podemos destacar, entre otros títulos, La conquista
de América (RBA, 2013). Ahora, con Plata y sangre, se propone mostrar cómo las tropas de Pizarro se apoderaron del Imperio inca y qué sucedió después. Espino nos ofrece buena historia militar, a partir de la renovación metodológica introducida en los últimos años por la New
Military History, o “nueva historia de las batallas”. Ahora ya no se trata de estudiar
lo que los ejércitos “son”, sino lo que “hacen”, puesto que el sentido de su existencia está en el combate. A través de la victoria o de la derrota es como cambian el destino de las sociedades. Por otra parte, esta nueva historiografía concede una gran importancia al análisis de las emociones de los soldados. En nuestro caso, el objetivo de Espino es reflejar cómo vivieron los españoles la experiencia del peligro, de las heridas, del miedo... Y también de la decepción. A un enemigo turco o francés se lo podía despojar de sus vestidos o de sus armas. A un indio que solo llevaba arco y plumas, no.
La gran discordia
Plata y sangre tampoco pierde de vista la contribución de los animales. El caballo no fue el “tanque de la conquista”, como pretendía el historiador John Hemming, pero tuvo su importancia, al conceder a los europeos la movilidad que necesitaban. Los perros también tuvieron su función, utilizados como armas letales, según el cronista Pedro Mártir de Anglería, “contra aquellas gentes desnudas”. Con todo, la mayor ventaja de los conquistadores fue la ayuda que recibieron de los propios nativos. Supieron aprovechar sus divisiones y establecer alianzas con unos pueblos indígenas contra otros.
Tras la conquista, los españoles no permanecieron tranquilos. Se lanzaron a masacrarse entre sí en una guerra civil sangrienta, empujados por el orgullo y la desmesura y convencidos de que ningún límite ponía freno a sus deseos. Finalmente, la Corona logró imponerse a los rebeldes, no sin realizar concesiones políticas que les permitieron tratar a los indígenas a su modo. El lector quedará impactado por este relato de traiciones y crueldad.