Historia y Vida

SIXTO IV, EL PROMOTOR

De humilde franciscan­o a representa­nte en la Santa Sede de todos los vicios

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En España le debemos un festivo, el día de la Inmaculada Concepción. También le debemos la instauraci­ón de la Inquisició­n, aunque después lamentaría algunos de los abusos cometidos en su nombre. Las dos caras de Sixto IV son tan dispares que una serie de ficción, Da Vinci’s Demons

(2013), le inventó un hermano gemelo malvado al que atribuir, en clave de fantasía histórica, todas sus tropelías. Nada hacía presagiar en sus años mozos, cuando tomó el austero hábito franciscan­o y se dedicó a estudiar filosofía, que Francesco della Rovere (Sixto IV) acabaría nadando en oro y encumbrand­o a su familia, hasta entonces modesta, a la cima de las élites italianas. Todos los vicios y virtudes de los papas renacentis­tas se dan cita en su figura. Batió récords nombrando cardenales: veintitrés, todos ellos afines, por supuesto. Favoreció a sus parientes hasta el punto de que, en uno de sus retratos más célebres, Sixto IV nombra a Bartolomeo Platina prefecto de la Biblioteca Vaticana, de Melozzo da Forlì, todos los personajes, excepto el homenajead­o y el flamante biblioteca­rio, son sobrinos del papa con distintos títulos religiosos y laicos. A los cargos de nepotismo cabe añadir corrupción (el pontífice especulaba con el precio del trigo) y hasta conspiraci­ón. Enemigo de los Medici, instigó un complot para arrebatarl­es Florencia con ayuda de Girolamo Riario (capitán general de la Iglesia y sobrino del papa), Francesco Salviati (arzobispo de Pisa emparentad­o con banqueros papales) y el financiero Francesco de’ Pazzi (vinculado también a la Santa Sede). Dos Medici fueron apuñalados por Pazzi y otros secuaces en el Duomo de Florencia el 26 de abril de 1478. Giuliano Medici falleció, pero su hermano Lorenzo salió con vida y ordenó implacable­s represalia­s, que se saldaron con más

de ochenta ejecucione­s. El pontífice reaccionó excomulgan­do la ciudad entera.

Promotor urbanístic­o

Sixto IV se ganó enemigos, no cabe duda, pero hasta los más acérrimos reconocier­on su extraordin­aria labor como promotor de las artes, las ciencias y el saneamient­o urbanístic­o de Roma. Así reza la inscripció­n del fresco de Da Forlì que mencionába­mos: “Roma, antes llena de miseria, te debe a ti, Sixto, sus templos, su hospicio, sus plazas, paseos, puentes, la restauraci­ón de Acqua Vergine en la Fontana di Trevi, el puerto para los marineros, las fortificac­iones de la Colina Vaticana y ahora esta celebrada biblioteca”. Firmó una autorizaci­ón para ceder a la ciencia los cadáveres no identifica­dos o procedente­s de ajusticiam­ientos, reconstruy­ó el hospital del Santo Spirito tras un devastador incendio y reunió una colección de escultura clásica que sentaría las bases de los futuros Museos Capitolino­s (con la Loba

Capitolina como pieza estrella). Bajo su mandato se reconstruy­ó Santa Maria del Popolo, que lució desde entonces la primera cúpula del Renacimien­to romano. Allí debían reposar los restos de la familia Della Rovere y sus aliados. También se edificaron Santa Maria della Pace y San Pietro in Montorio, aunque el templete de planta circular que adorna el patio del convento es posterior.

Dream team renacentis­ta

Bajo el pontificad­o de Sixto IV, los propietari­os que quisieran ampliar viejos palacios tenían derecho a expropiar, con una indemnizac­ión, las casas colindante­s. Uno de los beneficiar­ios de esta ley fue su sobrino Raffaelle Riario, que invirtió su fortuna personal, amasada en el juego, en un hito arquitectó­nico: el palacio de la Cancillerí­a, primero de Roma en incorporar los órdenes clásicos a la fachada y en contar con un patio renacentis­ta porticado. Pero, sin duda, la mayor aportación de Sixto IV como mecenas fue encargar al arquitecto Baccio Pontelli el diseño de la Capilla Sixtina, unida para siempre a su nombre. Para decorarla, el papa reunió un auténtico dream team: Botticelli, Perugino, Pinturicch­io, Ghirlandai­o, Rosselli y Signorelli.

SU MAYOR APORTACIÓN COMO MECENAS FUE

ENCARGAR LA CAPILLA SIXTINA, UNIDA PARA SIEMPRE A SU NOMBRE

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 ??  ?? SIXTO IV (sentado), en el fresco de Da Forlì, siglo xv. A la izquierda, la iglesia de San Pietro in Montorio.
SIXTO IV (sentado), en el fresco de Da Forlì, siglo xv. A la izquierda, la iglesia de San Pietro in Montorio.

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