El “abuelo” de los museos
En la variedad de estilos arquitectónicos que conforman la Residenz de Múnich se hallan las huellas de setecientos años de gobierno Wittelsbach en Baviera. Primero como duques dentro del Sacro Imperio y, a partir del siglo xix, como reyes independientes, sucesivos líderes de esta familia reflejaron su poder en nuevas ampliaciones del palacio. Sin embargo, de todas las estancias, la más singular es el Antiquarium, esta galería abovedada con suelo marmoleado y pinturas romanizantes ornamentando las paredes, que evocan el interés de su época por el mundo clásico. Para su construcción, a partir de 1568, se contó con arquitectos locales y coleccionistas de arte con los mejores contactos en Italia. Todo para levantar la que es la mayor sala renacentista al norte de los Alpes. Ideada por el duque Alberto V, debía servir para alojar su colección de obras de arte y “maravillas” de la ciencia. Formado en la Universidad de Ingolstadt, y con interés por los clásicos, Alberto V era un personaje más bien solitario, con aficiones que iban más allá del mero gobierno. Fue su faceta de promotor de las artes la que le llevó a querer un espacio donde conjugar la observación de las piezas con el aprendizaje. De esa colección solo sobreviven en el lugar las estatuas, algunas antiguas y otras copias renacentistas, que decoran los flancos. El Antiquarium, en cualquier caso, sigue siendo uno de los primeros antecedentes de los museos actuales. ●
componen la totalidad del corpus creativo del alemán Ludwig van Beethoven.