ENTRE SÁBANAS Y BANDERAS
Aventuras ágiles y documentadas en la Venecia de la Ilustración
Un hombre de “largo cabello de color carbón”, ojos “con un irreverente matiz aguamarina” y “una sonrisa blanca” que “le cortaba la cara” disfruta un “goto de’vin” en la Cantina Do Mori. No es “el mejor bacaro de Venecia”, pero sí “la taberna más antigua de la ciudad”. Bien lo sabe un hijo de esos canales. Tras una década deambulando por tierras europeas, Giacomo Casanova ha vuelto a casa. Con las debidas precauciones. No están de más para un personaje cuyo “nombre era sinónimo de problemas”. Y más en una capital que atraviesa “el período más oscuro y complejo de su extraordinaria historia”. No acaba de comenzar Casanova cuando aparece, cómo no, una hermosa mujer tras la cual ya se adivina un lío gordo. Gretchen Fassnauer trabaja para Margarethe von Steinberg. La condesa austríaca quiere verse con el célebre galán para ofrecerle un desafío irresistible. Le brindará sus favores a cambio de que ese hombre habituado a moverse “entre desafíos y duelos, vicios y engaños” seduzca a la hija de un miembro prominente de la república. Lo que no se espera el libertino es que acaso él mismo acabe enamorado. Y menos que sus flirteos puedan comprometer la ya tensa paz entre Venecia y el poderoso imperio Habsburgo.
Celdas, alcobas y poder
Tras su exitosa tetralogía Los Médici, el novelista paduano Matteo Strukul vuelve a llamar la atención con un personaje emblemático de una ciudad italiana también icónica en un momento crucial para ambos. Casanova se desarrolla entre junio de 1755 y noviembre de 1756. El famoso seductor pasó a la sazón una temporada en la tétrica prisión de los Piombi, en el Palacio Ducal, mientras una Venecia ya decadente podía verse atrapada en el duelo entre Federico II de Prusia y la emperatriz María Teresa de Austria. En busca de crear una “novela de aventuras [...] y únicamente en última instancia histórica”, según explica el autor, este ha revisitado “algunos hechos” inciertos “de la vida de Casanova en clave de posibilidad”. Su fabulación se ha colado por esos resquicios con personajes reales (el protagonista, el inquisidor Pietro Garzoni, el dogo Francesco Loredan) y ficticios (las mujeres austríacas, la noble, bella y rebelde Francesca Erizzo, los sicarios Dragan Lukic y Jacopo Zago). Bajo la prosa telegráfica y la abundancia de diálogo de esta obra hay mucha documentación. Lo delatan la solidez histórica y urbanística, el uso de venetismos de época o el del antiguo horario veneciano, que contaba las horas desde el ocaso, no la medianoche.