¿Una Roma mafiosa?
ESTUDIO SOBRE EL CRIMEN EN LA ANTIGUA POTENCIA
Siglos de historia se sientan en el banquillo. La acusada, Roma entera. El fiscal, un profesor de estudios clásicos en la Universidad de Cambridge, Jerry Toner, que ha convertido Infamia. El crimen en la antigua Roma en un relato judicial en el que abordar el reverso tenebroso de tan popular civilización desde sus orígenes hasta su desaparición. Toner parte de una pregunta. ¿Fue Roma una sociedad organizada frente al crimen o era más bien un pueblo vertebrado en torno a un sistema mafioso? Para responder, el historiador reúne una ingente cantidad de pruebas extraídas de multitud de fuentes escritas y de los datos aportados por la arqueología. Toner explora los tipos de crímenes perpetrados en el mundo romano aliñándolos con un amplio anecdotario, protagonizado a menudo por gente corriente, pero también por algunos de los romanos más conocidos para el gran público.
La obra se estructura alrededor de los diversos tipos delictivos. Desde el paradójico trato que se daba a los delitos sexuales –la violación se consideraba terrible salvo si la sufría una esclava– hasta los delitos cometidos contra los dioses, pasando por el relato de macabros asesinatos y los tan habituales crímenes de guante blanco, esos que hacían padecer a la plebe y pusieron en boca del emperador Tiberio aquella sentencia de “quiero que mi rebaño sea esquilado, no rapado”.
A pagar, los mismos
Infamia es también el relato de la indefensión de un pueblo. Con un sistema judicial universal sobre el papel, pero al que a menudo solo acababan recurriendo aquellos con una buena cartera y una nutrida agenda de poderosos contactos. A la plebe, como tantas veces en la historia de la humanidad, únicamente le quedaba el recurso de los conjuros y las oraciones frente a unos criminales que, en un mundo tan inabarcable como el romano, acostumbraban a desaparecer en las sombras, dejando tras su paso mensajes desesperados como el que podemos leer en una pared de Pompeya: “Ha desaparecido un caldero de bronce de mi tienda, quien me lo devuelva ganará 75 sestercios”. Revisado el libro de Jerry Toner, el lector llegará sin duda a la misma conclusión objetiva que el autor: “Roma fue un delincuente habitual”. Pero ¿merece ser condenada tantos cientos de años después de cometer sus reprobables actos? Solo estudiando las páginas repletas de crímenes, episodios y personajes macabros que componen Infamia podemos responder a esta pregunta.