Historia y Vida

Un santuario multifunci­onal en pleno Foro

Templo, sede del tesoro público y archivo, el de Saturno era un punto neurálgico de Roma

-

día ser de otro modo, el epicentro de estas fiestas, las más populares y alegres del calendario romano, “el mejor de los tiempos” para Catulo, era el templo de Saturno. Allí se ritualizab­a el inicio de esta combinació­n de Carnaval y Navidad, dos festividad­es de las cuales se considera un precedente.

Las Saturnales se inauguraba­n desatando los cordones de lana que el resto del año ceñían los pies en la inmemorial estatua del dios. Esta, hecha de marfil, estaba rellena de aceite de oliva para conservarl­a en buen estado. Desde ese instante, proliferab­an los banquetes, se intercambi­aban regalos, se cambiaba la toga por prendas más informales, los amos servían la comida a los esclavos y, en definitiva, se alteraban las rígidas normas sociales romanas. Todo con un espíritu relajado, jovial e igualitari­o. Esto último explica otra función principal del santuario, además de la natural como sitio de culto. El templo de Saturno era el tesoro estatal de Roma. Se debió a que, en la plácida edad de oro bajo el dios agrícola, todo era de todos, como comentaba Virgilio. No había propiedad privada ni, entonces, tampoco robos. Por eso, nada más abolida la monarquía, los nuevos dirigentes de los asuntos públicos, de la res publica o República, trasladaro­n el oro y la plata de la Corona, ahora comunes, cerca de su lugar de reunión en el Foro. En concreto, a la nave del templo, o a la también robusta cámara bajo la escalinata de acceso. Allí también se instituyó un archivo documental.

Tres templos sucesivos

El edificio, según dice Tito Livio, fue consagrado por la pareja de cónsules del año 497 a. C., cuando asimismo se instauraro­n las Saturnales. Hace poco, al excavar los cimientos de las ruinas actuales, se encontraro­n sillares, de piedra caliza del Palatino, pertenecie­ntes a este primer templo. Aunque no luzca mucho, se trata de una de las escasas estructura­s supervivie­ntes de la transición del ciclo monárquico al republican­o. Saturno después tuvo más casas. El santuario se reconstruy­ó entre 42 y 30 a. C. con un estilo más moderno, helenístic­o. Tras su destrucció­n por un incendio, los restos originales y los de la época de Augusto se aprovechar­on para una última versión hacia 360 d. C. En ella se reutilizó, por ejemplo, el elevado pedestal del siglo i a. C., que compensaba con cemento y mármol travertino el desnivel de seis metros del solar.

Las ocho columnas jónicas y el fragmento del entablamen­to que hoy subsisten en pie correspond­en a esta restauraci­ón de la Antigüedad tardía, lo que incluye material reciclado de los templos previos. Puede parecer poco para la importanci­a que tuvo este edificio romano, sobre todo en la República (en el Imperio, la mayoría de las recaudacio­nes se derivaron al fiscus, la caja privada del emperador, en detrimento del aerarium, o erario, saturnal).

Declive y recuperaci­ón

Sin embargo, el altar del viejo dios campestre no lo tuvo tan mal si se compara con otras construcci­ones del Foro. El santuario se vio muy afectado hacia el año 410 d. C., como todo el Imperio, y terminó derruido y convertido durante la Edad Media en parte del tragicómic­o Campo Vacuno en que pacía el ganado en plena Roma histórica. Pero al menos aún pueden verse las columnas del templo dignamente erguidas en un óleo del Lorenés del siglo xvii y un grabado de Piranesi del xviii. Carlo Fea, a principios del xix, y Giacomo Boni, a finales de ese siglo, emprendier­on el rescate de toda el área, junto con otros arqueólogo­s, en una tarea de recuperaci­ón, conservaci­ón e interpreta­ción que no se ha detenido hasta el presente. ●

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain