Descalabros del siglo XXI
Aquí tenemos los dos últimos grandes trompazos del petróleo de este siglo ya antes de 2020
Gran Recesión.
De junio a diciembre de 2008, el precio del crudo se precipitó casi un 70%. La globalización de la crisis financiera frenó una escalada que había multiplicado por más de dos su valor solo en los tres años anteriores. En ese período, el aumento del consumo se había disparado gracias a países como China, y la producción se estancó gracias, en parte, a Arabia Saudí, muy cómoda con el barril convertido en complemento de lujo. (Abajo, una refinería).
Gran Caída (2014-2016).
La oferta aumentó más rápido que la demanda: el consumo chino ya no crecía tanto y se habían incorporado nuevos productores al mercado, sobre todo en EE. UU. Arabia Saudí tenía dos opciones: cerrar el grifo para que subiera el precio y perder cuota de mercado frente a sus rivales o dejar que cayera hasta casi el fondo y esperar que eso los asfixiase. Optó por lo segundo, y en los dos años que van de 2014 a 2016, el barril se hundió un 70%.
A partir, sobre todo, de 1992 y hasta 1997, en esa década que hoy nos parece tan estable, pacífica y feliz, el barril de petróleo volvió a estamparse contra el suelo por culpa de tres factores, principalmente. El primero fue la forma en la que se infló el precio durante la primera guerra del Golfo: tanto Irak como Kuwait eran grandes productores y exportadores, y de la noche a la mañana dejaron de serlo. El segundo fue el efecto combinado de la derrota de Irak en 1991 y del regreso a los niveles prebélicos de las exportaciones kuwaitíes en 1994. Por fin, el tercero fue la breve pero demoledora crisis del sudeste asiático en 1997 y 1998.
La crisis del sudeste asiático y el desplome del crudo desde 1992 volvieron casi inevitable el rescate de Rusia por parte del Fondo Monetario Internacional en 1998. Vladímir Putin, que sustituyó en la presidencia del país a Borís Yeltsin un año después, supo aprovechar la humillación nacional y el caos.
Otro rescate importante y traumático en 1998 fue el de Corea del Sur, que vio cómo se hundía su PIB un terrible 5,5% y cómo el paro se triplicaba, aunque su economía recuperase con creces, en 1999, la riqueza perdida. Para ponerlo en contexto: el Banco de España prevé que nuestro PIB se hunda este año más que el de Corea del Sur, y que la potente recuperación del año próximo ni siquiera nos devuelva adonde estábamos el pasado mes de febrero. ●
En los noventa, década que nos parece tan estable y feliz, el barril volvió a estamparse