Europa: origen y destino
Una de las obsesiones recurrentes de los españoles en los últimos 150 años ha sido sentir que volvían a Europa y al mundo. Por eso es tan curioso observar que fueron Europa y el mundo los que, de alguna manera, vinieron a buscarnos a casa
La escapada de la reina Victoria
España quizá inició su peculiar regreso cuando la reina Victoria (en la imagen), sin duda la testa coronada más poderosa de la tierra, se bajó del tren en Irún en marzo de 1889. Cuentan las crónicas que llevaba abrigo negro corto de seda rayada y pieles negras con capota del mismo color y plumas. Después, tanto ella como nuestra reina regente, María Cristina de Habsburgo-lorena, viajaron a San Sebastián para disfrutar de la primavera donostiarra. Por lo visto, iba con prisa y, por eso, a los organizadores no les dio tiempo de esparcir sobre las alfombras de la escalinata del ayuntamiento un millón de violetas traídas desde Niza. Parece que no éramos dignos (todavía) de que se quedase a dormir.
Las ferias de 1929
Otro momento en el que se aprecia la llegada del mundo a España es el que incluyó la celebración de las ferias internacionales de Sevilla y Barcelona (abajo) en 1929-30, que multiplicaron el turismo, atrajeron personalidades, se beneficiaron de grandes planes de infraestructuras (como la modernización del Circuito Nacional de Firmes Especiales) y proyectaron una imagen del país como potencia cultural moderna.
Los Beatles, Grace y Jackie
En pleno boom turístico, en 1963, hicieron turismo los Beatles por primera vez en España (los legendarios conciertos en Madrid y Barcelona los darían dos años después). Paul Mccartney, George Harrison y Ringo Starr optaron por volar a Tenerife, mientras que John Lennon prefirió la espiritualidad (!) de Torremolinos. Llegaron, como se ve, divididos. En 1966, Grace Kelly (en la imagen), que ya era Gracia de Mónaco e iba acompañada por su marido Rainiero, y Jackie Kennedy, viuda de JFK desde hacía solo tres años, acudieron a la Feria de Abril en Sevilla.
La jet set y los jeques
Desde finales de los sesenta hasta principios de los setenta, el aeropuerto de Málaga fue testigo del aterrizaje de una generosa porción de la jet set europea. Corrían entonces los tiempos excesivos de las noches marbellíes de Gunilla von Bismarck (abajo), Brigitte Bardot o Sean Connery. Jaime de Mora y Aragón, actor, aristócrata y hermano de la reina de Bélgica, empezó a atraer a los jeques árabes en los setenta. Volver al mundo era, en medio de la crisis del petróleo, dar la bienvenida a quienes tenían la soberana potestad de abrir y cerrar el grifo.