¿Ama de casa?
Ida Pfeiffer (1797-1852) vivió dedicada a su esposo y a sus hijos hasta 1842. Ese año decidió que ya había cumplido con su misión de madre de familia y, tras redactar su testamento y dejar bien organizados sus asuntos legales, partió rumbo a Tierra Santa. Desde entonces no paró de viajar. Completó dos vueltas al mundo, sufragando sus gastos con el beneficio que le proporcionaban sus publicaciones de viajes y con el apoyo de varios patrocinadores. A su muerte gozaba de una enorme fama como exploradora y escritora, y sus libros habían sido traducidos a varios idiomas.