Basado en historias reales. Colección Foto Colectania
Dos aproximaciones brillantes a la historia de las cruzadas
Fundación Foto Colectania. Passeig de Picasso, 14 Barcelona
Tel.: 93 217 16 26
Fechas: hasta el 28 de febrero Por más que digan que 3 una imagen vale más que mil palabras, lo cierto es que cada una tiene su historia detrás. Los visitantes de esta exposición no se quedarán con ganas de conocerlas. Más de un centenar de instantáneas, escogidas entre las tres mil que conforman los fondos de la fundación, se exhiben con información de contexto o testimonios de sus autores, entre los cuales se cuentan Gervasio Sánchez, Isabel Muñoz, Chema Madoz, Joan Fontcuberta, Pilar Aymerich, Alberto García-alix o Cristina García Rodero, por citar algunas figuras muy conocidas. Además, un código QR permitirá ampliar la experiencia, consultando más imágenes y recursos en la nueva web de la colección.
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A la izq, La Grappa XXXVIII (1986), de M. Á. Campano.
ENSAYO
NAM
Mark Baker Barcelona: Contra, 2020 352 pp. 19,85 € (papel) / 11,99 € (digital)
en su lucha contra el enemigo común, el rey Luis XIV de Francia.
Luchar y no rendirse
El Hechizado no estaba a la cabeza de un país anémico, sin pulso, sino al frente de una monarquía capaz de hacer esfuerzos inauditos para proteger sus inmensos dominios. Se hizo lo posible y lo imposible para enviar soldados a Flandes, a Milán, a cualquiera de los frentes en conflicto. Todo ello pese a la profunda crisis demográfica que sufría Castilla, atenazada por continuos problemas económicos.
Nadie pretende que Carlos II fuera un Alejandro Magno, ni que todo funcionara como un reloj. De lo que se trata es de plantear una visión matizada de toda una época, más cercana a la documentación y más alejada de los prejuicios. España no ostentaba ya la hegemonía continental, pero aún podía hacer escuchar su voz en Europa gracias al poder militar que conservaba y la habilidad de sus incansables diplomáticos.
El historiador británico Roger Crowley es conocido por sus libros sobre la historia del Mediterráneo, como Imperios del mar (Ático de los Libros, 2018) o Venecia. Ciudad de fortuna (Ático de los Libros, 2016). Ahora, con su incursión en la historia de las cruzadas, vuelve a demostrar las virtudes que le han hecho famoso: rigor histórico y una narración colorista, cinematográfica, en la que el lector tiene la ilusión de que presencia las acciones de los protagonistas.
En La torre maldita, el especialista reconstruye la caída del último bastión cristiano en Tierra Santa, San Juan de Acre, en 1291. La ciudad no era una capital cualquiera, sino “el núcleo y el corazón de sucesivas aventuras cruzadas”.
Allí se agrupaban gentes de diversas comunidades religiosas, en un pluralismo que escandalizaba a los cruzados más intransigentes. En el terreno económico, la urbe brillaba por su extraordinaria riqueza comercial, superior incluso a la de la célebre Alejandría. La lógica del beneficio económico, sin embargo, acabó colisionando con la militar: los cristianos vendieron gran cantidad de material de guerra a los mismos musulmanes que lo utilizarían contra Acre.
Ir a las fuentes
La maestría narrativa del autor mantiene en todo momento la tensión dramática, de manera que insufla vida a los hechos políticos y militares. Vemos a los ejércitos en movimiento, con sus muchedumbres, sus animales y sus tiendas. Presenciamos también la brutalidad propia de la época, en la que combatir significaba arriesgarte a que el contrario te desmembrara a espadazos.
Para escribir su crónica de esa forma prodigiosamente fluida, Crowley ha tenido que digerir antes dos siglos de erudición sobre las cruzadas. Ha tenido también en cuenta las fuentes de la época, entre las que destaca la crónica del anónimo “Templario de Tiro”, un personaje que fue, seguramente, testigo de los hechos que narra. No conocemos, por desgracia, su grado de implicación; solo que sabía mucho más de lo que contaba, a juzgar por su propio testimonio. Por otra parte, nuestro autor ha tenido en cuenta los datos de la arqueología, en ocasiones de interpretación problemática. Son muy pocos los restos de la época que han llegado hasta la actualidad. Crowley ha hecho más que estudiarlos desde la comodidad de una biblioteca: se ha tomado el trabajo de visitar la ciudad para intentar comprender sobre el terreno el escenario de tantos antiguos combates.
Una obra de referencia
Tenemos, hasta aquí, una reconstrucción del fin de la presencia cristiana en Tierra Santa. ¿Preferimos una visión general? Dan Jones, ya conocido por el público español por Los templarios (Ático de los Libros, 2018), nos proporciona una magnífica introducción en Los cruzados. El suyo es un ejemplo más de la gran seriedad con la que se aborda la alta divulgación en la órbita anglosajona: demuestra el mismo talento que Crowley para engarzar múltiples piezas de una narración absorbente. Para el historiador inglés, conciliar la atención a lo general y a lo particular siempre es un reto complicado. Jones lo resuelve centrando cada uno de sus apartados en figuras concretas. Conocemos de este modo a personajes como el rey Sigurd I de Noruega, un joven soberano que en 1110 se presentó en Palestina, donde contribuyó a tomar Sidón, y peregrinó a Jerusalén. Su caso evidencia cómo las cruzadas se habían convertido en una aventura para el conjunto de la cristiandad, ávida tanto de beneficios espirituales como de botín económico. El autor nos hace revivir un mundo en el que la fe y la política iban de la mano, en ocasiones con resultados catastróficos y atrocidades sin fin. La toma de Jerusalén, en 1099, fue “un ejemplo extremo de los derechos de un ejército victorioso que no tiene misericordia alguna con los vencidos”, subraya en este sentido. Hay expertos que concluyen la historia de las cruzadas con la caída de Acre. Otros prefieren ir más allá e incluir otros episodios bélicos. Dan Jones se sitúa en esta última línea, al extender su relato hasta la toma de Granada por los Reyes Católicos, en 1492. Se adopte el criterio que se adopte, los historiadores están de acuerdo en que las cruzadas son cosa del pasado. Sin embargo, para muchos extremistas cristianos y musulmanes, son algo muy real. El último capítulo de Los cruzados esclarece cómo la violencia medieval se utiliza para legitimar la del presente, siempre a partir de una lectura muy poco sutil de los hechos históricos.