Una familia lejos de Francia
Mientras Napoleón
permanece en Santa Elena, los Bonaparte conocen destinos similares. Todos los hermanos y hermanas viven en el exilio. Por su parte, la matriarca, madame Mère (abajo), reside en Roma con su hermanastro, el cardenal Fesch, rodeada de un gran número de sus hijos y nietos.
Luciano, Luis, Elisa
–que muere un año antes que Napoleón– y también Paulina y Carolina se han instalado en Italia con algunos simpatizantes y amigos. Jerónimo, tras haber reinado en Westfalia, ocupa, a petición de su suegro, el rey de Wurtemberg, el castillo de Hainburg, no lejos de Viena, con el título de príncipe de Montfort. La reina Hortensia, por su parte, separada de
Luis, se establece en Arenenberg, en Suiza, con Luis Napoleón (el futuro Napoleón III), mientras que su otro hijo, Napoleón Luis, ha seguido a su padre a la península itálica.
Solo el mayor
de los hermanos, José, convertido en conde de Survilliers, ha abandonado Europa, y vive, separado de su mujer Julia, cerca de Filadelfia, donde lleva una vida de gentleman-farmer. El clan dispone de poca información proveniente de Santa Elena. Aun así, en 1819, deciden enviar a varios sirvientes a la isla, entre los cuales están un cirujano y dos sacerdotes. La llegada de esta expedición será uno de los últimos consuelos para el emperador, antes de los meses que preceden a su agonía final.