EN SATÉLITE AL PASADO
La tecnología aeroespacial se pone al servicio de la Antigüedad y favorece la labor arqueológica
Arlen F. Chase está especializado en la arqueología mesoamericana. Ha publicado numerosos estudios sobre la civilización maya, basados en una paciente exploración de sus ruinas. Sin embargo, sus clases en la universidad suenan futuristas. El profesor diserta horas y horas sobre alta tecnología. No es para menos este entusiasmo. Una única noche escrutando imágenes tomadas desde el espacio le permitió descubrir más vestigios que tres décadas peinando las selvas tropicales de arriba abajo con machete y pala.
La arqueología desde el espacio recoge esta experiencia y muchas otras. El ensayo, de hecho, presenta un fuerte sesgo vivencial, junto con páginas que parecen salidas de novelas históricas, de aventuras y ciencia ficción. Toda esta miscelánea la firma la arqueóloga, egiptóloga y antropóloga estadounidense Sarah Parcak. Conocida fuera del ámbito académico por sus documentales para la BBC, sus charlas TED y la fundación de la plataforma online Globalxplorer, es una pionera de referencia en la teledetección de yacimientos con imágenes de satélite.
Mapear lo invisible
Perfilada principalmente en el siglo actual, esta vertiente de la prospección arqueológica puede considerarse hija de la exploración espacial y las pruebas con infrarrojos de mediados del xx. También nieta de la fotografía aérea con globos y biplanos. El caso es que, combinando dispositivos espaciales con láseres, modelos hiperespectrales, software de big data y otra tecnología punta, el LIDAR orbital y sus congéneres revelan desde estructuras subterráneas a alteraciones bioquímicas del suelo. Lo cual puede indicar un antiguo yacimiento imposible de localizar con otros medios. Parcak rehúye cuanto puede los tecnicismos para compartir estos métodos de ultravanguardia. Se decanta, por el contrario, por un enfoque práctico, muy personal y fácil de digerir, que sirve con una amplia batería de recursos. Entre ellos, imagina el Egipto de hace cuatro milenios, proyecta el porvenir de su disciplina de aquí a un siglo, recuerda el Indiana Jones de su niñez, suelta latigazos de humor o invita al lector a sumarse a mapear los yacimientos del planeta. Esto último con Globalxplorer, su plataforma virtual de crowdsourcing, o colaboración abierta.
En este variado despliegue de experiencia directa, destacan, por su poder ilustrativo, las explicaciones que brinda la investigadora sobre su hipermoderno trabajo de campo en sitios como la ciudad egipcia de Tanis, la iglesia islandesa de Skagafjörour, los anfiteatros romanos de Italia o las elusivas huellas vikingas en Terranova.