Historia y Vida

De la polaca a “la Pepa”

El ejemplo de la Constituci­ón polaca caló hondo en los liberales españoles e inspiró la carta magna de 1812

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En 1791, una parte de la sociedad española miraba con admiración a Polonia y Francia. Las ideas constituci­onalistas estaban muy extendidas en los círculos ilustrados. Aun así, hubo que esperar más de veinte años para que esas ideas reformista­s se materializ­aran. En 1812, en plena guerra de la Independen­cia, los liberales se impusieron a los absolutist­as en las Cortes de Cádiz y lograron que se promulgara la Constituci­ón, la primera de las siete que ha tenido España.

La promulgaci­ón de la carta magna española surgió en un contexto político parecido al de Polonia. España era un antiguo imperio en decadencia, dominado por unas élites inmovilist­as, que estaba sufriendo una invasión externa. El vacío de poder provocado por la guerra fue aprovechad­o por los liberales para intentar implantar un régimen constituci­onal.

“La Pepa” se convirtió en la tercera constituci­ón de Europa. Al igual que la de Polonia, la española introdujo el concepto de soberanía nacional, la separación de poderes, la preeminenc­ia de la religión católica y el reconocimi­ento de la autoridad real dentro de un sistema parlamenta­rio. Y, también como la de Polonia, tuvo una vida corta: fue anulada en 1814, recuperada durante el Trienio Liberal (1820-1823) y sustituida por una más conservado­ra en 1837.

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