Cumbre de Viena
Jruschov y Kennedy no se pusieron de acuerdo en este encuentro, celebrado en 1961.
En 1961, el presidente estadounidense John F. Kennedy se vio por primera vez con su homólogo soviético Nikita Jruschov en Viena. La histórica reunión, que tuvo lugar entre los días 3 y 4 de junio, estuvo marcada por la tensión entre ambos países, acentuada por el intento estadounidense de invadir Cuba y derrocar el régimen de Castro tan solo dos meses antes de esta fotografía. Pero el objetivo de la cumbre era el de limar asperezas en otro contencioso: la ocupación de Alemania tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, que derivó en la creación de la República Federal de Alemania (RFA), enmarcada en el bloque occidental, y la República Democrática Alemana (RDA), bajo paraguas soviético. Jruschov deseaba llegar a algún acuerdo en este asunto, ya que temía que la RFA se rearmara y se convirtiera en una potencia nuclear. Y, sobre todo, preocupaba en el Kremlin la situación de la propia capital, Berlín, dividida también en dos y cuya disparidad económica entre las partes desacreditaba toda labor propagandística comunista. Por su parte, el mandatario estadounidense también veía necesario acercar posturas para rebajar las tensiones con Rusia. “Es mucho mejor que nos encontremos en una cumbre que al borde de un abismo”, sostuvo JFK.
Sin embargo, la cumbre de Viena no solo fue infructuosa, sino que acrecentó las hostilidades entre ambos gobiernos, aunque ninguno de los dos líderes quería abrir un conflicto en la era atómica. Acorralado ante la incapacidad de cerrar un tratado que zanjara la crisis alemana, y ante la ola de emigración de alemanes del Este al Oeste, Jruschov instó al líder de la Alemania Oriental, Walter Ulbricht, a emprender en agosto la construcción del Muro de Berlín, una decisión que sería terrible para la imagen de la Unión Soviética ante el mundo.