Paz sin rencores
Huyendo de Sila, Quinto Sertorio (122-72 a. C.) se refugió en Hispania y desde allí se levantó contra Roma. Pompeyo (arriba) acudió a combatirle, y para acabar con él recurrió a uno de sus lugartenientes, Perpenna, que asesinó a Sertorio en un banquete. Decidido a promocionar su carrera, Perpenna no dudó en proclamar que tenía en su poder una serie de documentos que comprometían a otros seguidores de Sertorio. Pero, resuelto a imponer la paz con ecuanimidad, Pompeyo no quiso tener tratos con él y quemó los documentos sin leerlos.