Referente a izquierda y derecha
Desde el siglo xviii, Esparta ha inspirado a diversos movimientos de izquierda, que la consideraban un Estado protocomunista. En 1796, François Babeuf encabezó en Francia la Conspiración de los iguales, por la que sería ejecutado al año siguiente. Babeuf, con la vista puesta en la Antigüedad, se proponía un cambio radical en la distribución de la riqueza: “La igualdad de hecho no es una quimera. El ensayo práctico fue acometido con éxito por el gran tribuno Licurgo. Es sabido cómo llegó a instituir este sistema admirable en el que las obligaciones y las ventajas de la sociedad estaban repartidas por igual, en el que lo suficiente era distribuido entre todos”.
Tras la Revolución Rusa
de 1917, la república bolchevique tuvo que hacer frente a las penurias de la guerra civil. Uno de sus máximos dirigentes, León Trotski (arriba), comparó entonces el régimen comunista con una “Esparta proletaria”. La austeridad y el rigor de la polis griega podían verse como un antecedente de la utopía socialista. Y Nikolai Podvoiski, responsable del reclutamiento en el Ejército Rojo, tomó el modelo espartano para organizar una “milicia socialista”.
La capital lacedemonia
parecía especialmente apropiada como ejemplo para aquellos que protagonizaban una resistencia numantina, en plan “nosotros contra el mundo”. Por eso, cuando la Cuba revolucionaria se vio presionada por Estados Unidos, no faltó quien dijera que la isla era la nueva Esparta, y Fidel Castro, otro Leónidas, esta vez en lucha contra el imperialismo norteamericano.
La mitología espartanófila también ha sido muy bien acogida en medios conservadores. Ya a finales del siglo xviii, el teórico contrarrevolucionario Joseph de Maistre ensalzaba a los lacedemonios por carecer de leyes escritas. Eso, a su juicio, hacía que las instituciones fueran más fuertes. Más tarde, en la Alemania del Tercer Reich, Adolf Hitler se refirió a Esparta como el primer Estado del mundo organizado a partir de criterios raciales.
Distintos movimientos de ultraderecha han sacado a relucir hoy en día unos supuestos valores espartanos coincidentes con sus creencias, desde un nacionalismo excluyente hasta el paradigma de un sistema autoritario ideal.