Los otros Gulag
El modelo soviético se exportó a la China de Mao y se extendió a otros países asiáticos
La URSS no solo exportó su sistema de campos de trabajo forzado a su ámbito de influencia europeo, sino que también ayudó a establecerlos en otros países con regímenes comunistas. El caso más destacado fue el de la China de Mao Zedong. Fruto de la colaboración entre estos dos países durante los años cincuenta fue la creación del Laogai, un sistema de campos chinos inspirados en el Gulag, que recibió asesoramiento directo de técnicos especialistas soviéticos. Menos punitivos que los estalinistas, estos campos, que aún existen, aunque no con ese nombre, estaban enfocados a la rehabilitación ideológica de los presos políticos a través del trabajo forzado.
Corea del Norte, Vietnam del Norte o Camboya (este último, un caso extremo, ya que todo el país se transformó en un gran campo de trabajo forzado) siguieron el mismo modelo represivo de China, convirtiendo a Asia en la zona con más campos de concentración durante la segunda mitad del siglo xx. En el caso de Corea del Norte, aunque el gobierno lo niegue, siguen plenamente activos. Según los últimos informes de Amnistía Internacional, se calcula que entre ochenta mil y ciento veinte mil presos políticos están sometidos a trabajos forzados en prisiones norcoreanas en condiciones inhumanas.