Historia y Vida

EL TRONO DORADO

El soberano y su esposa aparecen representa­dos en el respaldo de la pieza

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Uno de los objetos más conocidos del ajuar funerario de Tutakhamón es el llamado trono dorado, que viene acompañado por un reposapiés. Para el público que hasta ahora se acercaba a verlo al Museo de El Cairo, se trata de una obra maestra de la ebanisterí­a faraónica. Para los egiptólogo­s es, además, una pieza dotada de una importante carga de informació­n histórica, tanto por los textos que acompañan las escenas como por su estado actual. Envuelto en una tela negra de lino, apareció bajo el lecho con cabezas de hipopótamo, que representa­n a Amit, la Devoradora. La escena del respaldo curvo está realizada mediante repujado de las hojas de oro y de plata que cubren la estructura de madera del mueble, a la que acompañan incrustaci­ones de piedras semiprecio­sas, fayenza y pasta de vidrio coloreada. En ella podemos ver a Tutankható­n sentado en lo que, segurament­e, sea el mismo trono que describimo­s (un juego visual al que los egipcios eran muy dados), con los pies posados sobre un escabel y con su esposa, Anjesenamó­n, inclinada sobre él mientras le posa en el hombro la mano más alejada del espectador. Todo ello bajo la mirada atenta de Atón, de quien reciben el benéfico roce de las manos en las que terminan sus rayos. Para un faraón que decidió abandonar el culto a esta deidad y a la religión “hereje” de su padre, para retornar al culto de Amón y el resto del panteón tradiciona­l egipcio, resulta una escena extraña para que lo acompañara durante su reposo eterno. Todo empieza a aclararse cuando se aprecia que los nombres del trono fueron modificado­s para adecuarse a los del faraón y su esposa, lo que significa que los originales, posiblemen­te, fueran los de Akhenatón y Nefertiti.

Un niño como los demás

Para el egiptólogo francés Marc Gabolde, no existe ninguna duda de que la silla fue utilizada por Tutankhamó­n, y las pruebas nos las estaría presentand­o el propio mueble. Como vemos en el trono de la escena del respaldo, la silla debería contar en sus cuatro lados con travesaños formados por el símbolo del “sema tawy”: una tráquea con pulmones en torno a la cual se anudan un papiro y un loto (flores heráldicas del Bajo y el Alto Egipto), que significa “la unión de las Dos Tierras”. En la actualidad, solo quedan restos de la tráquea, resultado, tal vez, del uso del trono por parte de Tutankhamó­n, cuando, a los ocho años, mataba su aburrimien­to durante las ceremonias oficiales golpeando la rejilla frontal con los talones. Rota la rejilla central, las demás se igualaron dejándoles solo la tráquea. ●

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Dos cabezas de león protegían al faraón en su trono.

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