La vertiente feminista del Heptamerón
Su obra, ingeniosa e irónica, saluda a una mujer despierta e independiente
La obra cumbre de
Margarita de Angulema es el Heptamerón, que comenzó a escribir en 1542 y que la muerte le impidió concluir. En la estela del Decamerón de Boccaccio, se compone de una serie de setenta y dos relatos (originariamente, debían ser cien), narrados a lo largo de siete días por los integrantes de un grupo de diez jóvenes mientras permanecen encerrados en una mansión a causa de una terrible tormenta.
La diferencia con su
predecesor italiano estriba en la ironía con que se ridiculizan algunas formas de ser, pensar y actuar de los varones, al tiempo que reivindica la valía intelectual de las mujeres, en perfecta sintonía con la “querella de las damas” medieval, el movimiento que, acaudillado por Christine de Pizan, puede considerarse el punto de partida de las reivindicaciones feministas.
Con ello, Margarita
se erige en defensora del papel activo de la mujer en la sociedad e insiste en sus aptitudes intelectuales y su autosuficiencia. Un mensaje que llevó a Simone de Beauvoir a sostener que “la escritora que, en el siglo sirvió mejor a la causa de la mujer fue Margarita de Angulema, que defendió un ideal que procuraba conciliar amor y matrimonio para honor y dicha de las mujeres”.
A la izqda., Margarita de Angulema, rodeada de sus damas de compañía, sube a un carruaje para dar un paseo, en una página del manuscrito La coche ou débat d’amour, del maestro de Rohan.
Abajo,
Comedia representada en Mont-de-marsan