Tambores de guerra
En la actual escena internacional hay expertos que valoran el riesgo de una tercera guerra mundial. En el verano de 1945, pudo haberse desencadenado. Winston Churchill, el primer ministro británico, estaba tan convencido de un inminente conflicto con Stalin que ordenó a su ejército planear un ataque contra la Unión Soviética cuando se certificara la caída del régimen nazi. Churchill recelaba del expansionismo de Moscú y pretendía evitar que Polonia se convirtiera en un satélite comunista. Ante la desmovilización general por la victoria contra el Tercer Reich y el despliegue de fuerzas aliadas en Extremo Oriente, la estrategia de Churchill evaluó la posibilidad de hacer retroceder a los soviéticos por la fuerza. Temía que el nuevo contexto allanara la actitud ofensiva de Stalin en el oeste de Europa. Pero el premier británico se hallaba solo entre los líderes occidentales. Cuando estuvo dispuesto a plantear un ataque preventivo contra las tropas soviéticas, Truman no contempló esta amenaza, y ni siquiera cuando fue imposible ignorarla apoyó el uso de las armas contra la URSS, como sostiene el historiador Jonathan Walker, autor de una obra de referencia sobre el tema. Aquel arriesgado plan recibió el nombre clave de Operación Impensable y se mantuvo en secreto hasta 1998, cuando el Ministerio de Defensa desclasificó varios documentos relacionados con la URSS. La derrota electoral de Churchill relegó al olvido esta operación, y el orden mundial de posguerra creó otro escenario, el de la Guerra Fría, un enfrentamiento políticomilitar entre Estados Unidos y la URSS con la amenaza nuclear de fondo, que dominaría la historia de la segunda mitad del siglo xx. ●