Bizarre Creations.
La historia recuerda a los valientes.
Revolucionaron los juegos de conducción, pero acabarían desapareciendo en 2011 tras 30 años de trayectoria, dejando tras de sí obras absolutamente memorables.
Es una historia que, por desgracia, nos resulta demasiado familiar: un estudio veterano es adquirido por uno de los gigantes del sector, que acaba poniendo a todos de patitas en la calle tras unos cuantos tropiezos comerciales. Activision adquirió en 2007 Bizarre Creations por una cifra mareante (más de 100 millones de dólares), para acabar cerrando el estudio cuatro años más tarde, tras firmar el mediocre James Bond 007: Blood Stone. Sin Bizarre Creations, no habríamos tenido la franquicia Formula One en Play Station, ni los Project Gotham Racing de las plataformas Xbox ni el maravilloso Geometry Wars.
El desastre comercial que supuso Blur (convertido con el paso de los años en un título de culto para muchos) acabó sentenciando a un estudio que había nacido más de 30 años antes bajo otro nombre completamente distinto: Raising Hell Software. Tras debutar en 1988 con Combat Crazy para Commodore 64, el estudio fundado por Martin Chudley tuvo su primer gran éxito con el correoso The Killing Game Show para Amiga y Atari ST, rebautizado como Fatal Rewind por EA para su comercialización en Mega Drive. En 1994, adoptó un nuevo nombre, Bizarre Creations, por sugerencia de Sony y Psygnosis, para los que creó una auténtica maravilla llamada Formula One, a la que le seguiría en el año 2000 otro título legendario dentro de los anales de los juegos de conducción: Metropolis Street Racer. Aquel clásico de Dreamcast, con sus coches licenciados y su conducción elegante recompensada en forma de "kudos", acabaría siendo el germen de la longeva franquicia Project Gotham Racing. Pero en Bizarre no sólo eran expertos en el deporte del motor: antes de desaparecer, rindieron un precioso y vibrante homenaje a los matamarcianos clásicos con Geometry Wars e intentaron dar una vuelta de tuerca, incomprendida por muchos, al tan manido género del shooter con el valiente The Club (quién si no Sega habría podido dar luz verde a algo tan rompedor). Activision jamás llegó a sacar partido de su costosa inversión, y Bizarre Creations nos dijo adiós de la peor manera posible: con un juego que no estaba, ni de lejos, a la altura de su gran legado.
EL ÚLTIMO JUEGO DE BIZARRE CREATIONS FUE UN MEDIOCRE SHOOTER DE JAMES BOND