Aladdin.
La eterna rivalidad.
Durante los últimos veintiséis años, ha provocado acaloradas discusiones que se iniciaron en el patio del colegio y continúan actualmente en redes sociales. ¿Qué adaptación de Aladdin era mejor? ¿Mega Drive o Super Nintendo? ¿Virgin Games o Capcom? ¿David Perry o Shinji Mikami? Ambas entregas se comercializaron en 1993, con varios meses de diferencia, y la versión de Mega Drive acabó ganando la partida a nivel comercial, con 4 millones de copias (es el tercer cartucho más vendido de la historia de la consola), frente a los 1'8 millones logrados por la entrega de SNES. A pesar de compartir la misma licencia, el desarrollo de ambos títulos no pudo ser más diferente. Sega y Virgin Games contaron con la inestimable ayuda de los animadores de Disney, en un proyecto liderado por David Perry. El antiguo niño prodigio de Probe ya había deslumbrado en Mega Drive con las animaciones de los personajes de McDonald's Global Gladiators y CoolSpot, pero Aladdin supuso un nuevo hito, una auténtica proeza técnica que inspiraría desde Earthworm Jim hasta las adaptaciones de El Librodela Selva y ElReyLeón. Mientras tanto, al otro lado del Pacífico, Capcom hizo valer su acuerdo para explotar en exclusiva las licencias Disney en plataformas de Nintendo, y desarrolló su propia adaptación de Aladdin. El diseño corrió a cargo de Shinji Mikami, el posterior padre del fenómeno ResidentEvil, quien encadenaría tres proyectos de Disney para la compañía: ¿Quiénengañóa Roger Rabbit? para Game Boy, este Aladdin y el encantador GoofTroop (los dos últimos, para la 16 bits de Nintendo).
La sinceridad de Mikami
La principal arma de la versión de Mega Drive era la espectacular animación de sus personajes, con sprites creados a partir de los diseños y acetatos firmados por los artistas y animadores de Disney. El juego era un deleite para la vista y el oído, gracias a la estupenda adaptación de las melodías de la película que hizo Tommy Tallarico. Por aquello de potenciar el elemento de acción, el equipo de Perry se tomó algunas libertades respecto a la película, como la espada que Aladdin utilizaba para combatir a sus enemigos.
El enfoque de Capcom fue mucho menos agresivo. El protagonista de SNES no contaba con espada alguna, y debía confiar en su habilidad para saltar sobre los enemigos, a los que, además, podía neutralizar mediante el lanzamiento de manzanas. A nivel técnico, no era tan rompedor como su rival de 16 bits, pero hizo las delicias de los chavales de la época, gracias a su sólida mecánica plataformera y a unos gráficos encantadores y rebosantes de colorido (había una fase que transcurría en el interior de la lámpara que era un auténtico delirio visual). Eso sí, a pesar de estar dirigido a un público infantil, Capcom no se cortó con la dificultad, y resultaba mucho más correoso que el de MD. La rivalidad entre los fans de las dos versiones no disminuyó con el paso del tiempo, y hasta el propio Shinji Mikami
declaró a Polygon en 2014 que prefería la de MD a la suya. "De no haber trabajado en el juego de SNES, probablemente habría comprado el de Mega Drive", a lo que añadió que "además, el protagonista tenía una espada". David Perry, tras conocer las declaraciones de Mikami de manos de la propia Polygon, reconoció que su principal ventaja fue contar con los animadores de Disney y sentenció así, de manera diplomática: "De no haber hecho la versión de Mega Drive, probablemente habría comprado la de Super Nintendo". El mensaje es claro: lo importante no es cuál fuera mejor, sino jugar a las dos.
SHINJI MIKAMI RECONOCIó EN 2014 QUE PREFERíA LA VERSIóN DE MD A LA SUYA