El hombre murciélago llevaba desde 1939 persiguiendo malhechores en el cómic, aunque no sería hasta casi cincuenta años más tarde cuando pisara por vez primera un videojuego. Y no fue por falta de oportunidades…
n ya hacía un tiempo que estaban entre nosotros y habíamos visto a superhéroes como Superman y Spider-Man protagonizar sus propios juegos. Pero aunque Batman era un personaje popular, la falta de una peli sobre la que aprovechar el tirón hacía que las compañías no se fijaran en él.
Si tenemos esto en cuenta, resulta curioso que Ocean se decidiera a hacer un juego del héroe, sobre todo por la obsesión con las licencias cinematográficas que ese editor desplegaría poco tiempo después a modo de gancho, pero finalmente Jon Ritman (con Bernie Drummond al mando del grafismo) mostró
ORDENADORES Y CONSOLAS
su interés en crear este Batman y Ocean consiguió los derechos para publicar en 1986 el primer juego del murciélago.
El planteamiento era atrevido, ya que en lugar de desarrollar un simple juego de acción, el género de la aventura fue el elegido y la perspectiva isométrica la empleada para poner en práctica la idea de su creador. Cada pantalla nos llevaba a otra bien fuera resolviendo puzles o esquivando enemigos (no podíamos dar un simple puñetazo), y el argumento era muy simplón: Robin había sido secuestrado y teníamos que encontrar siete piezas del Batcraft en la Batcueva para salir arduos en su busca.
de pantallas que recogían la aventura planteaban un reto importante. Aunque Batman podía completarse en media hora, esto exigía haber ensayado y errado en multitud de ocasiones y se agradecía la presencia de una especie de puntos de guardado que ahorraban paseos cuando moríamos, algo que sucedía al toparnos con un enemigo o caer en alguna trampa. Antes de empezar a buscar las piezas del Batcraft (¿dónde estaba el Batmóvil?) debíamos localizar cuatro objetos de equipo del superhéroe, ya que sin ellos no era capaz ni de saltar. Y una vez encontrados, mucha habilidad y capacidad de orientación
LA CENTENA Y MEDIA