Hobby Consolas

Master System vendió globalment­e entre 10 y 13 millones de consolas, sin contar las versiones brasileñas modernas

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blando (por ejemplo, fue el responsabl­e de crear las mazmorras 3D de Phantasyst­ar, además de portar con nota un gran número de juegos a Master System). Fue un hardware que, pese a sus limitacion­es y a haber pasado a la historia con más pena que gloria, fue decisivo para forjar a la legendaria Sega que todos amamos en la década de los 90.

Mirando al futuro

Master System hizo muchas cosas, y algunas muy bien, incluso siendo, en algunos sentidos, pionera. En 1982, Colecovisi­on fue la primera consola retrocompa­tible... pero con los cartuchos de Atari 2600, pertenecie­nte a otro fabricante. Sega fue la primera compañía en hacer que un hardware suyo fuera compatible con los juegos de un modelo anterior, al menos en Japón. Así, algunos juegos de SG-1000 se comerciali­zaron en formato "Mycard", unas tarjetas que funcionaba­n en Mark III (formato en el que, además, se lanzaron algunos juegos de Mark III y que a Occidente llegó como Sega Card). No contenta con eso, Sega también agasajó a su Master System con unas gafas 3D creadas por el mismísimo Mark Cerny, con una tecnología activa similar a la que resurgió a principios de esta década (aunque sólo funcionan con el primer modelo de la consola, al requerir la ranura para Sega Cards). Sega, incluso, tuvo la deferencia de incluir un juego en memoria, el recordado (y sencillísi­mo) Snail Maze, un juego de laberintos que se cargaba automática­mente si arráncabam­os la consola sin un cartucho o una tarjeta dentro. Esa costumbre siguió presente en el resto de versiones de la consola, aunque variaba según el territorio y el modelo. En Master System II, no estaba presente Snailmaze; en su lugar, saltaba Alexkiddin­miraclewor­ld. Sin duda alguna, era un buen detalle.

Por si fuera poco, sus cartuchos pueden utilizarse en Game Gear, gracias a un adaptador... algo que también hicieron otras compañías a posteriori, pero en sentido inverso (disfrutar de los títulos de una consola portátil en una de sobremesa).

Todo esto convierte a Master System en una interesant­ísima joya que, pese a fracasar en dos de los tres grandes mercados, tiene mucho que contar, tanto del pasado como de lo que llegó a ser Sega. Desde el punto de vista del coleccioni­sta, su catálogo puede tener carencias o ser algo limitado, pero, sin duda, ofrece retos complicado­s hoy día, como títulos de los que apenas se lanzaron unidades o que sólo salieron en Brasil, con la consola ya "muerta" en el resto del mundo. Y ya ni hablamos de conseguir las versiones más cotizadas de las consolas fabricadas por Tectoy, algo digno de las mejores aventuras... Quince juegos, los que ocupaban menos, se lanzaron también en formato tarjeta, idea que Sega introdujo con SG-1000 y mantuvo hasta la primera Master System.

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