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Tras Eldragóndelnorte, William sigue su viaje por el Japón feudal derrotando a nuevos yokai, manteniendo sus señas de identidad...
La ficción histórica de Koei Tecmo vuelve con un segundo pack de contenido adicional. En esta ocasión, se nos invita a visitar una nueva zona: el castillo de Osaka, una fortaleza inexpugnable del periodo Sengoku. ¿El objetivo? El mismísimo "Demonio de la Guerra Escarlata", Sanada Yukimura, al que nos enfrentaremos con nuestro aliado Masamune Date. Si bien a nivel argumental o de desarrollo de personajes añade poco a lo visto anteriormente, en lo jugable su propuesta sigue la estela del anterior paquete. Es una propuesta relativamente discreta... aunque más que suficiente para contentar a la legión de fans que ha cosechado este aventajado discípulo de la esencia Darksouls y de su desafiante dificultad.
Esta nueva zona está compuesta por tres nuevos mapas, que nos llevan desde una montaña helada a la mencionada fortaleza. Son pequeños mundos abiertos en sí mismos, e invitan a revisitarlos para encontrar todos sus secretos. En ellos, nos aguardan nuevos enemigos, desde perros a criaturas horripilantes, pasando por magos y guerreros con nombre y apariencia distintiva, sin olvidar nuevos yokai. Tampoco faltan nuevos botines que podemos rapiñar, con nuevas piezas de armadura, ni las nuevas magias y guardianes. Pero la estrella es una nueva arma, la letal tonfa, que amplía aún más la capacidad ofensiva del protagonista.
El principal problema de este contenido descargable es su exigua duración: se hace algo corto, si bien es cierto que el nuevo nivel de dificultad que añade, "El Camino de la Iluminación" (requiere haber completado el anterior, "El Camino del Demonio"), supone un reto a la altura de los más habilidosos y taimados... Si no, corres el riesgo de quedarte sin Dual Shock 4. Un DLC que, aunque limitado (armas, botín...), convencerá a los fans de este dificil juego.
VALORACIÓN: Un paquete diseñado por y para los fans de Nioh y los retos difíciles. La nueva dificultad es, sencillamente, de las que desquician...