Reportaje
Remasters y remakes
Reeditar juegos lanzados con anterioridad no es una práctica nueva, ni mucho menos, pero, desde luego, nunca había sido tan habitual como en la actual generación. Cuando abandonamos la era de los cartuchos y entramos en la de los discos, la mayoría de las compañías apostaron por la retrocompatibilidad para sus consolas de sobremesa, por lo que no hacía falta relanzar títulos. Durante la primera década del milenio, vimos cómo el modelo inicial de PS3 aceptaba juegos de PS2, que, a su vez, leía los de PSONE. Lo mismo pasaba con Xbox 360 respecto a la Xbox primigenia, y otro tanto de lo mismo con Wii U respecto a Wii, una máquina que, a su vez, aun usando discos estándar, se tragaba los Mini DVD de Gamecube. Sin embargo, el salto generacional de 2013, el de PS4 y Xbox One (y Switch, más adelante), trajo consigo nuevas arquitecturas de hardware y se prescindió de la retrocompatibilidad. La característica encarecía el producto y no se usaba demasiado, si bien Microsoft rectificó y la incorporó vía actualización en 2015.
Atasco en la "Oper ación Regreso"
El inicio de la generación fue particularmente lento, pues los desarrollos necesitaban muchos más recursos, y ni One ni, sobre todo, PS4 tuvieron ningún vendeconsolas en su primer año. Ahí, entró en juego la no retrocompatibilidad, que hizo que las compañías, en vez de volcar todos sus esfuerzos en títulos nuevos, empezaran a sacar remasterizaciones a punta de pala. Muchos estudios aprovecharon la tesitura para familiarizarse con el nuevo hardware, como 343 Industries con Halo:lacoleccióndel Jefemaestro o Naughty Dog con Thelastofus, pero eso hizo, por ejemplo, que dos buques insignia como Halo5 y Uncharted4 se demoraran hasta 2015 y 2016, respectivamente. Si añadimos a ese atasco el embudo de lanzamientos intergeneracionales que hubo, es normal que la gente se sintiera molesta: gastar 400-500 € en una consola y que no se justifiquen duele, y nosotros mismos fuimos los primeros en quejarnos amargamente de la circunstancia.
Un gran complemento dietético
Recuperar juegos lanzados con anterioridad se ha convertido en el pan nuestro de cada día... pero puede ser particularmente delicioso si es un acompañamiento a la dieta de títulos de nueva cosecha. Hoy en día, viendo la cantidad de juegazos lanzados en 2017 y el excelso 2018 que llevamos, realmente no hay motivo ya para quejarse de que haya tantas puestas al día, y menos si tenemos en cuenta que los grandes estudios están ya centrados en desarrollos
de nuevo cuño y, de un tiempo a esta parte, esa labor de "rescate" se cede a equipos secundarios.
Conviene aclarar que hay muchas clases de puestas al día, y no todas conllevan el mismo volumen de trabajo. No es lo mismo una remasterización de un juego más o menos reciente al que se le suba la resolución y se le añadan un par de detalles ( Godofwar3, Heavyrain, Journey) que una que incorpore todos los DLC de serie ( Tombraider, Thelastofus, Borderlands: Unacolecciónmuyguapa) o una de un juego más antiguo que, por ejemplo, precise cambiar el formato de pantalla de 4:3 a 16:9 ( Devilmay Cry, Okami). Muchas veces, los cambios dependen de la diferencia de potencia entre la consola de procedencia del juego original y la de destino, lo que puede dar pie a adaptaciones a las que les quede grande el cartel de remasterización, algo que se observa, especialmente, en el caso de Switch, donde juegos como Bayonetta2+1, Pokkéntournament o Donkeykongcountry: Tropicalfreeze se ven prácticamente igual que en Wii U en modo sobremesa, si bien tienen el modo portátil y, a veces, ciertas novedades, como personajes extra. Más reprochables son las conversiones perezosas que no sacan ni el más mínimo partido a plataformas que sí son más potentes que aquéllas en las que se concibieron, como se observa en las versiones para PS4 y Xbox One de Southpark:lavaradelaverdad y Farcry3, ambas de Ubisoft. Hasta podríamos considerar los juegos que traen en memoria consolas retro como NES y SNES Mini. La palma se la llevan los remakes, que sí suponen un gran esfuerzo, al tener que rehacer desde cero diversos elementos, especialmente si se trata de reimaginaciones o de versiones ampliadas con contenidos inéditos, como Ratchet&clank, Yakuzakiwami, Abe'soddysee:new'n'tasty...
La frontera entre los diversos tipos de puesta al día puede ser difusa. Por ejemplo, hay debates sobre si juegos como Crashbandicoot:n. Sanetrilogy son remakes o remasterizaciones, ya que "sólo" cambian los gráficos, pero no la jugabilidad. Otro tanto pasa con Zelda:thewind Waker para Wii U o Zelda:ocarinaoftime y Majora'smask para 3DS, que se ven más limpios que los originales, pero sin cambios drásticos.
Gangas en un solo disco y algún sablaz o
Más allá de las críticas, las reediciones son una mina de oro para las compañías, y tienen particular sentido cuando son de juegos ya descatalogados en su plataforma original, muy antiguos
o exclusivos de una consola que un usuario quizá no poseyera en su día. Pero las razones no tienen ni por qué ser ésas: baste con ver que GTAV es el juego más vendido de PS4 y Xbox One, con 17,65 millones de unidades y 7,83 millones, respectivamente, según VG Chartz.
Obviamente, las compañías hacen remakes y remasterizaciones porque les dan beneficios, pero, para el usuario medio, pueden ser también una ganga, especialmente cuando se trata de packs que recopilan varias entregas de una saga. Tal es el caso de Uncharted:lacolecciónde Nathandrake, Halo:lacoleccióndeljefemaestro, Assassin'screed:eziocollection, Kingdom Heartshd1.5+2.5remix,bioshock:thecollection, Metroredux, Wipeout:omegacollection...
Ahora bien, dado que son proyectos que aprovechan un trabajo previo, nos parecen bien siempre que se lancen a un precio razonable, de entre 20 y 50 €, dependiendo del caso y del número de juegos. En ese sentido, no es de recibo que los exclusivos de Wii U que Nintendo está adaptando a Switch se lancen a 60 €, precio de "novedad"... y más caros que los originales.
Es la moda con peor fama del último lustro, pero, a estas alturas de generación, el desfile no molesta y funciona muy bien como comparsa.