JUEGO Ninja Warriors Again
el trío volverá en 2019
La caja europea lo rebautizó como Ni njawarriors:t he new generation, pero los que tenemos en un altar a este cartucho de SNES siempre lo conoceremos por su nombre japonés: Ni njawarrior saga in. Natsume encadenó en 1994 dos auténticas maravillas para la 16 bits de Nintendo: Wild Guns y esta secuela del clásico recrearivo de Taito de 1987. El destino quiso que ambos desembarcaran por estos lares en 1995, con apenas unos meses de diferencia, con el sello de Titus y de la mano de Spaco, en cantidades muy limitadas. Este detalle, unido a la enorme calidad de ambos títulos, ha hecho que actualmente alcancen precios demenciales en el mercado coleccionista. Pero tranquilos, porque, si Wildguns resucitó enPS4(2016)ySwit ch( principios de 2018), Ni njawarrior saga in hará lo propio el próximo año, a manos de la propia Taito, aunque aún no se ha desvelado si Natsume será la encargada de resucitar al trío de ninjas en Switch, tal y como hizo ya con Wildgunsreloaded. Ojalá tengamos esa suerte.
Pero volvamos a 1994, cuando una Natsume en estado de gracia se atrevió a modernizar uno de los clásicos más espectaculares del catálogo de Taito. La mecánica de la recreativa original, sorprendentemente lenta para tratar sede un beat'em up, estaba diseñada a medida de un colosal mueble que utilizaba un sistema de espejos y tres monitores para mostrar una espectacular imagen ultrapanorámica, al estilo de Darius. Natsume no podía replicar semejante delirio en Super Nintendo, así que acotó el marco de acción a los límites de un televisor convencional de la época, pero, a cambio, nos deleitó con unos sprites colosales y con multitud de guiños hacia el clásico recreativo de 1987.
la versión pal de ninja warriors
again alcanza precios de locura en el mercado retro
ninjas con almas de metal
En esta secuela/remake, el cíborg femenino Kunoichi mantuvo el look y los kunais que ya lució en la recreativa, pero su compañero Ninja fue rediseñado hasta convertirse en un coloso que compensaba sus lentos movimientos con unos contundentes nunchakus. Y se incorporó un nuevo fichaje, Kamataichi, que no se molestaba en disimular su naturaleza robótica. A diferencia del arcade de 1987, Ninjawarriorsagain no permitía juego cooperativo, aunque el jugador podía elegir entre los tres personajes al inicio del juego o al continuar la partida tras perder su única vida. En ausencia de los shurikens del original, Natsume incorporó un ataque especial que podía desencadenarse al llenar la barra de "blaster" situada debajo del medidor de vida. A lo largo de ocho niveles, nuestro personaje iba dando buena cuenta de los sucesivos enemigos que brotaban a ambos márgenes de la pantalla, muchos de ellos versiones "actualizadas" de los rivales de la máquina de 1987, desde los soldados armados con cuchillos y fusiles hasta los ninjas que escupían fuego o los irritantes cíborgs con forma de simio.
La mecánica de la vieja escuela de Ninjawarriorsagain no fue apreciada por todo el mundo en su momento, pero los que amábamos la recreativa disfrutamos con el lento, pero inexorable, tour de destrucción orquestado por Natsume (curiosamente, a manos del mismo equipo que firmaría Wildguns). Unos gráficos impresionantes, que siguen sorprendiendo por su colorido y por el tamaño de los sprites, acabaron por convertir a este cartucho en una obra de culto. Esperemos que el port para Switch le haga justicia.